Con bombos y platillos, como en tiempos de carnavales, llegaron las vacunas contra el covid-19 a Colombia. Así es la felicidad observada en el alto gobierno y en millones de colombianos ansiosos por su recibo y aplicación. Esta es quizás la noticia más esperada y destacada del año, y será aún más relevante cuando la enfermera sucreña, que enfrenta en primera línea el covid-19, se convierta en la primera vacunada del país.
Desde días atrás, el Gobierno nacional ha estado expidiendo una normativa detallada del proceso de vacunación. Lo cierto es que la alegría por la llegada no puede ocultar que se viene un proceso complejo, pues aún no será masivo, como se podría esperar ante la gravedad de la situación.
Pero la meta es llegar este año a 35 millones de colombianos. Por eso, el presidente Duque, además de las 50.000 dosis que llegaron ayer, espera completar entre los meses de febrero y marzo, la vacunación de 1.700.000 de personas, que son el 100 % del personal de la primera línea médica y los mayores de 80 años.
El avance en otros países es evidente, y en Chile ya más del 10 % de la población se ha vacunado. Israel ya está logrando la llamada inmunidad de rebaño en virtud de una eficacia que le dio la vuelta al mundo como ejemplo nacional. ¡Estados Unidos ha logrado alcanzar la tasa diaria de dos millones de vacunados! Y hace esfuerzos para que los muertos del virus no lleguen, como es probable, al medio millón de norteamericanos.
Varios interrogantes se vienen haciendo y se van removiendo ideas con una dinámica tan frenética como el mismo desconocimiento que aún se tiene de la pandemia.
Origen no establecido con certeza, forma de contagio no del todo determinada y conocida (¿Recuerdan cuando el Ministerio de Salud decía hace un año que ese coronavirus que podía atacar a Colombia no requeriría el uso de tapabocas?); inmunizaciones naturales o genéticas de ciertas personas sin fácil explicación, carácter sintomático o totalmente asintomático, indefinición de medicamentos apropiados de prevención o tratamiento (como la famosa invermectina que ahora la OMS dice que no sirve); efecto desigual según edades, la caracterización como enfermedad respiratoria severa pero también como inflamatoria y disparadora de preexistencias; las llamadas cepas que no se sabe si se tratarán o no con la vacuna; la preocupación porque la vacuna solo protegería por pocos meses, porque protegería al vacunado pero que no estará en condiciones de no trasmitir el virus; las características de las vacunas, unas de una dosis y otras, la mayoría, de dos, y los grados de confianza en ellas, hasta el punto de que muchos ciudadanos no quieren ponérsela (y cómo dejar en el barrio a los abstemios de vacunarse pero ebrios queriendo ejercer su libertad de locomoción).
Entre otras cosas, este viernes se iniciará la vacunación en Valledupar.