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La bomba social de las invasiones

Uno de los problemas más complejos que tienen las ciudades colombianas, al igual que las principales ciudades de los países subdesarrollados, es el de las invasiones. Valledupar, al igual que otras ciudades del país, también padece este flagelo, que es – a la vez-  efecto y causa de múltiples factores económicos y sociales.
En la actualidad se habla de siete o nueve invasiones, en toda la ciudad, en la cual estarían entre diez mil y trece mil personas, aproximadamente, según cifras no oficiales. Algunas de estas invasiones llevan dos o tres años y otras algunos meses, por lo que se trata de un problema, un verdadero chicharrón como se dice popularmente, que heredó la administración del Alcalde Fredys Socarrás Reales.
Las invasiones, además de ser un atentado contra la propiedad privada, y por lo tanto un delito, genera otros problemas como inseguridad, conexión fraudulenta a los servicios públicos, hacinamiento e insalubridad, entre muchos otros.
Este tema tiene muchos aspectos que, en últimas, indican el tipo de ciudad que estamos construyendo. Hay que insistir en que es grave que se presenten las invasiones y la autoridad no haga una presencia inmediata y se permita o se tolere la permanencia de estas, como sucedió en el pasado.
Y una ciudad en la cual proliferan las invasiones no es atractiva para la inversión privada formal y – por lo tanto- se desestimula la llegada del capital que se requiere para acelerar su desarrollo y crecimiento ordenado.
Hay que ejercer la autoridad y hacer respetar el derecho a la propiedad privada, que es la espina dorsal de nuestro sistema económico. Claro, la propiedad debe tener una función social de la que se habla desde el siglo pasado cuando el gobierno de ese gran reformador liberal,  Alfonso López Pumarejo. Pero la ley es la ley…
En segundo término, además del fenómeno social de la falta de vivienda, que es una dificultad en todo el país,  no podemos negar que muchas de estas personas que acuden a las invasiones son verdaderos “avivatos” y hay hasta “profesionales” en estas prácticas y de allí la necesidad de una intervención policiva, pero también social para afrontar exitosamente la situación.
Lo que sucedió la semana pasada cuando algunos invasores perforaron un tubo de Emdupar, para conectarse de manera fraudulenta y es un hecho grave, que merece una investigación a fondo y que se le aplique todo el peso de la ley a los responsables de estos actos.
La administración municipal, a través del Secretario de Gobierno, Carlos Felipe Quintero Ovalle, y de otras dependencias, viene actuando frente al tema, dentro de las posibilidades que tienen y las restricciones que imponen varias sentencias de la Corte Constitucional sobre el caso de las familias desplazadas. Hay que hacer un censo e identificar a los desplazados, para luego ubicarlos en albergues y luego ayudarles en la solución de su problema de vivienda provisional, pero en los otros casos es pertinente proceder a los desalojos y sentar el precedente que estas son situaciones que no se pueden tolerar hacia el futuro.
Obviamente, la problemática hay que analizarla teniendo en cuenta el déficit de vivienda de interés social, para lo cual se requiere del apoyo del gobierno nacional y del departamental; pero las autoridades civiles y de policía y la comunidad de Valledupar deben actuar con celeridad para hacerle frente al problema de las invasiones y – hacia el futuro- impedir de manera oportuna que se sigan presentando, precisamente por la misma permisividad del pasado, el mismo clientelismo y la politiquería. En este tema, se requiere que los propietarios de estos lotes susceptibles de invasión denuncien los hechos con la debida diligencia y oportunidad, y que la comunidad, en su conjunto, apoyo decididamente la acción de las autoridades.

Se encuentra de cumpleaños Jonathan  David  Méndez Montero, es felicitado por sus padres Justo y Janeth, por su hermanito Johander, por sus abuelos, por sus tíos y demás familiares, en especial por sus tías Zura y Gine. Que Dios lo colme de muchas bendiciones.

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