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La agricultura rentable y moderna necesita combustibles fósiles

Inicio esta columna con la conclusión: La agricultura necesita grandes cantidades de combustibles fósiles. Es más, la productividad y rentabilidad del agro ha dependido, en gran parte,  de ello.  La transición a otros tipos de energía no es tan fácil ni tan rápida. Pero es necesaria.

La  agricultura moderna  alimenta a 8 mil millones de bocas  pero lo hace porque  aumentó  la productividad  y la productividad la mejoró la tecnología y los fósiles. La mecanización y los fertilizantes, fungicidas y herbicidas han mejorado sustancialmente las cosechas. 

Sin los combustibles fósiles no hay agroinsumos, ni  tractores potentes, ni  sembradoras, ni camiones, ni  silos de almacenamiento, ni equipos de irrigación y de procesamiento, ni refrigeración, ni agregación de valor para el agro. 

La historia de la agricultura ha mostrado que cada vez se produce más cantidad  en menos tierra, con menos trabajo y personas en el cultivo.  Ello lo ha logrado la mecanización y la tecnología y para allá también irá, a distintas velocidades, la agricultura familiar. Lo que existía antes era la agricultura preindustrial, esa que se desarrollaba con trabajo humano y animal.

Los grandes cultivos que alimentan a la humanidad cada vez lo operan más las máquinas que las personas. Las cosechas producen alimentos para personas y  animales, particularmente para producir huevos, pollo y cerdo. En Kansas, el primer productor de trigo en USA, una granja la operan dos o 3 personas que manejan máquinas. Los cultivos en invernaderos necesitan grandes cantidades de plásticos, control de temperatura, agroinsumos, luz y ello es usando energía fósil. En Almería, España, está la mayor área de invernaderos del mundo. 40 mil hectáreas.

Además, la cadena de suministro agro y la agro logística son altos demandantes de energía fósil y ello va desde la producción, almacenamiento, procesamiento, comercialización, embalaje y transporte hasta que la proteína, el carbohidrato o la fruta  lleguen al plato, es decir, los alimentos requieren petróleo, carbón y gas.

También se necesita gas para obtener urea. El mercado de fertilizantes en Colombia es de aproximadamente $3 billones y 1.600.000 toneladas. El mayor consumo es de Urea en aproximadamente 25% y fertilizantes compuestos en aproximadamente un 50%.  Los insumos, entre fertilizantes y plaguicidas, llegan en algunos casos a representar el 35% de los costos de producción pero ayudan a aumentar la productividad, tener mejores cosechas y garantizar la provisión de alimentos para cubrir, en parte,  la seguridad alimentaria. 

El futuro es promisorio. Invariablemente la humanidad estará mejor que ayer. Pero, por algunas décadas, la agricultura  no se podrá desprender de los combustibles fósiles.  

Lo impensable, con este panorama, es intentar reemplazar los inmensos ingresos -irremplazables-  del petróleo, carbón y gas por los del agro que, como vimos, también requiere combustible fósil; y menos aún por un agro que el año pasado  decreció: -1.9% y en el último trimestre: -4.2% pero no obstante ahí está colocando @GustavoPetro, la apuesta de la transición. Y eso es caminar a la sin salida. @enriqueha

Por Enrique Herrera

Categories: Columnista
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