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La agenda pendiente

La emergencia invernal que ha vivido Colombia en los últimos meses, desplazó de la agenda informativa de los medios de comunicación otros temas de vital importancia para el país, principalmente en el mediano y largo plazo.
El énfasis dado por los periodistas de noticieros de televisión y radio, como también por los medios impresos, a la emergencia invernal, no puede hacernos olvidar otros graves problemas que tiene el país, que afectan la vida diaria de los colombianos y que son determinantes para su futuro como Nación. Hablamos del problema de la inseguridad y la violencia; el desempleo, la pobreza y la marginalidad, el futuro de las políticas sociales, salud y educación, principalmente; de la agenda económica, inclusive del mismo tema ambiental, de la cultura y deporte, entre otros temas.
En efecto, hechos como los ocurridos en  San Vicente del Caguán, Caquetá, y en Neiva, la capital del Huila, son botones de muestra de que la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), siguen siendo un elemento de perturbación del orden público.
En San Vicente se presentaron nueve muertos y en Neiva, pese a que no hubo muertos si se presentaron varios heridos y daños materiales de consideración. La guerrilla está ahí y Colombia sufre un conflicto interno que el país no puede tratar de ocultar y la obligación del Estado y la sociedad civil es tratar de buscarle una solución al mismo…
En segundo lugar, aunque debería ser el primero, según el prisma por el cual se mire, está el problema de la extrema pobreza, la marginalidad, que afecta a millones de colombianos en todo el territorio nacional y cuya magnitud y características se puso en evidencia en las zonas más afectadas por el invierno.
Desde estas páginas hemos insistido en que la lucha contra la pobreza debe ser objetivo central de la política económica del gobierno de Santos Calderón, y la misma implica una mayor tasa de crecimiento económico, programas efectivos de generación de empleo y gasto público focalizado para los sectores más pobres. Esto es fácil decirlo, pero bien complejo hacerlo…
El equipo económico de Santos, integrado por tecnócratas  y políticos de primera línea, es consciente de la compleja y amplia serie de reformas económicas que requiere Colombia, para lograr tasas de crecimiento superiores al 6 por ciento anual, con una mayor generación de empleo, para reducir la pobreza que hoy afecta casi a la mitad de su población, según los mismos indicadores oficiales.
En materia de mejorar esas cifras sobre crecimiento económico, competitividad y productividad, en los cuales el país tiene serias deficiencias, se requiere un sector privado proactivo, arriesgado, dispuesto a contribuir en la generación de más vacantes, con una gran responsabilidad social, responsable, también, con el pago transparente y oportuno de sus impuestos y consciente de su misión frente al resto de la comunidad.
No se trata de pedir acciones de caridad sino, sencillamente, reiterar la función social que tiene la propiedad privada en nuestro país, desde la época de la Revolución en Marcha, en el gobierno liberal y progresista de Alfonso López Pumarejo, en el siglo pasado.
En materia de política social es igualmente amplia la tarea del gobierno y de la sociedad en su conjunto. Volvemos a recordar los problemas del sector de la salud que, a pesar de contar con diversas fuentes y una amplia bolsa de recursos, presenta serios problemas de acceso, oportunidad y calidad en su atención. En este sentido, es fundamental el compromiso de volver a crear el Ministerio de Salud, separado del Ministerio de Trabajo, ante el evidente fracaso de la fusión de estas dos carteras.
Igualmente, en materia de educación es grande la tarea de Colombia para mejorar su calidad, sin desconocer los logros en cobertura. Recientemente el académico, Jorge Orlando Melo, en una columna publicada en este diario, reflexionaba sobre las deficiencias de nuestra niñez y juventud en materia de comprensión de lectura, matemáticas y ciencias básicas, frente a los indicadores de países desarrollados, que son los que nos interesan.
Se nos quedan, sin lugar a dudas, muchos temas entre el tintero: los temas de la política cultural, la política para fomento del deporte, la lucha contra la corrupción y el clientelismo, etc.  Los anteriores son solo unos enunciados generales sobre el titánico reto que tiene ante sí el gobierno de la Unidad Nacional y la Prosperidad Democrática.
Luego de la era post-Uribe Vélez, Colombia tiene que volver a pensar en grande y en el largo plazo, en avanzar, en serio y de manera sistemática, para ser un país más competitivo, próspero y menos inequitativo, como lo prometió en campaña el periodista y economista, Juan Manuel Santos. Esa es, nada más ni nada menos, la agenda pendiente.

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