Hay que tener en cuenta que la mala actitud de un trabajador puede tener un impacto importante en la relación de trabajo que existe entre compañeros de trabajo, subordinados y directivos, lo cual se reflejará en el ambiente laboral. Y si se trata de una conducta que persista en el tiempo, puede costarle el trabajo a cualquier funcionario.
Tener una actitud, más allá de lo personal, puede ser visto como, un defecto en los trabajadores. Sin embargo, ambas partes deben saber si un llamado de atención al respecto es en realidad una observación respetuosa o si se están practicando conductas persistentes y demostrables de acoso laboral.
Luego de la observación y del trato que haga el empleado con su jefe directo y recursos humanos, hay que evaluar la situación, todo acorde con los procedimientos disciplinarios internos de trabajo.
La empresa debe seguir el proceso diseñado para hacer descargos y pedir acompañamiento a la Oficina del Trabajo o MINTRABAJO para no faltar a la ley o atentar contra los derechos de los empleados.
Un despido por mala actitud, depende del impacto que tenga esa mala actitud en desempeño del trabajador, en la ejecución de sus funciones y en los intereses de la empresa, que lo lleve a cometer una falta considerable como grave. Una mala actitud puede generar, por ejemplo, un mal tratamiento con sus jefes o compañeros de trabajo y puede repercutir en una grave negligencia que ponga en peligro su seguridad, la de sus compañeros o a la de los bienes de la empresa. Estas conductas supondrían una justa causa de terminación unilateral de la relación laboral.
Para terminar, sucede en muchas oficinas en Valledupar. Llegar a la oficina con “mala cara” todos los días, responder con displicencia o ser indiferente en el entorno laboral puede tener justificaciones personales. En casos así, lo recomendable es que desde recursos humanos, se aborde de manera personal la situación.
Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Recordarles a los candidatos a la Alcaldía que sus prioridades deben ser: Un plan de choque para atender durante sus primeros cien días de gobierno, los temas que consideren más urgentes, los que más agobian a los vallenatos. Continuar con las obras que queden pendientes de la actual administración, continuar con el programa de cultura ciudadana y ejercer autoridad y control como se viene haciendo. Seguir la política de desmantelar bandas de robo de celulares, microtráfico y reincidentes. Continuar con el rescate del espacio público como lugar de encuentro, proteger a los estudiantes de los vendedores de drogas y de abusos sexuales, escuadrones y gerentes antibloqueo en las vías, guerra contra los mal parqueados en las aceras, reorganizar y programar rutas y buses. Seguir la pintura de las cebras, especialmente en las intersecciones, seguir con la política de tapar huecos en calles y vías, seguir cuidando el río Guatapurí y convertirlo en un elemento que le dé “identidad y carácter al Valledupar futuro” y finalmente, una cruzada contra el embarazo de adolescentes, más las que quieran agregar. De ahí depende su éxito.
En esta semana se destacan: Franco Ovalle, actual Gobernador del Cesar y Augusto Ramírez Uhía nuestro Alcalde, por los grandes proyectos que vienen desarrollando. En verde: Valledupar no tiene una clase dirigente y política genuinamente interesada en la ciudad. Por el contrario, una parte se la han robado varias veces. En rojo: Se convirtió en campeón el mototaxismo.
Por Alberto Herazo