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Kant y la paz perpetua

La paz no cae ni caerá del cielo como el maná que alimentó al pueblo de Dios en las duras jornadas por su libertad, tal como lo narra la fantasía creadora  de los bellos relatos bíblicos. La paz tampoco se  recogerá de los árboles de  bosques encantados que generosos la ofrecen  como frutos mágicos a los pueblos, ni se tomará de los ríos ni de claros manantiales que le entregan sus aguas al sediento. No ocurrirá de esa manera la obtención de la paz, porque es una obra humana nacida de la necesidad de superar el flagelo de la violencia y de las guerras.

Es una realidad que la paz, no el armisticio, será obra humana de la institucionalización de condiciones de posibilidad que permita instaurarse. La paz no existe porque no están institucionalizadas las condiciones de posibilidad que permitan su instauración. Existen algunas y es necesario fortalecerlas, esto lo comprendió en su tiempo Inmanuel Kant, con  su gran texto “Hacia la paz perpetua”. La paz, no la de los cementerios, requiere del cese de la violencia. 

¿Cuáles son las condiciones para la instauración de la paz en el mundo? Inmanuel Kant las enseña bajo un postulado: el gobierno de leyes de la razón y de instituciones políticas mundiales en las que los estados nacionales conserven su autonomía política, pero que renuncien en parte de su soberanía en aras de impedir que la guerra amenace la tranquilidad y seguridad en el planeta. El hombre tiene que abandonar el estado de naturaleza en la que cada estado está en peligro de ser agredido por otro e impulsar el desarme mundial. ¿Pero mientras tanto? 

Mientras, siempre el gobierno de la fuerza tiene que ser enfrentado con las leyes de la razón. Parece algo sencillo, pero no lo es. Y la razón implica el diálogo y la invitación al agresor para que cese la violencia ilegítima. Kant, invita a que las leyes de la razón y las instituciones universales imperfectas  se encarguen de trabajar por la paz. Existe un soberano universal embrionario sistema de las leyes de la razón y de instituciones políticas como las Naciones Unidas. 

Entre las reglas de la razón kantianas por la paz, en su trabajo “La actualidad de Hacia la paz perpetua de Kant” el filósofo del derecho caribeño Juan  Pabón, nos recuerda que: “Un aspecto cardinal, clave para toda la política exterior contemporánea, es el que señala Kant en el artículo quinto, como lo es el reconocimiento de la autodeterminación de las naciones y de la inviolabilidad de la soberanía nacional, que establece la regla de que cada Estado es autónomo para autogobernarse.

Explica Kant: <<Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la Constitución y en el gobierno de otro>>. Esta es una disposición clave en la política contemporánea, le reconoce a cada Estado la libertad política y jurídica para darse su propia constitución política y orden jurídico, oponiéndose a toda política colonialista que por la fuerza pretenda dominar a otros Estados. En este sentido y como socialdemócrata, me declaro partidario del pensamiento kantiano.

En consecuencia, frente a la invasión rusa imperialista liderada por un gobierno autoritario de Vladimir Putin al Estado de Ucrania y de su propósito de por la violencia destruir la autodeterminación y la soberanía de Ucrania, Naciones Unidas por intermedio de sus instituciones debe ponerse al frente para hacer lo imposible para detener tal agresión. Las reflexiones de Inmanuel Kant están más vigentes que nunca y debemos seguirlas. Las naciones y la humanidad sufren por la invasión imperial rusa y ponen en peligro la vida humana con la invasión y carnicería y la amenaza del uso de armas atómicas.    

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Eduardo Verano De La Rosa: