En el olvido se sienten las comunidades indígenas kankuamas (de Los Haticos, Ramalito, Pontón, La Mina, Río Seco, Guatapurí y Chemesquemena, entre otras poblaciones) que se reunieron ayer en Atánquez ansiosos de ser escuchados por las autoridades municipales.
Carencia de alcantarillado, gas natural y un hospitalito que no cuenta con la infraestructura y personal adecuado, fueron algunas de las debilidades expuestas por estas etnias que están preocupadas por la ruptura de unidad, abandono, sometimiento e imposición que sienten por sus líderes.
Una de las que tomó la vocería fue Indira Mindiola Montero, quien manifestó que “aunque somos un pueblo de más de 700 habitantes tenemos problemas graves como tener un alcantarillado colapsado, lleno de basuras e inactivo. No tenemos quién nos ayude a sacar las basuras; seguimos cocinando con leña porque no tenemos acceso al gas natural; hay una IPS que no es suficiente, y un hospitalito en el abandono. Cualquier persona que se fractura o una mujer que vaya a parir debe ir hasta Valledupar, porque las instalaciones de aquí no son las mejores”.
Para Adalberto Romero Pacheco, excabildo gobernador, tienen problemas serios como deserción escolar, abandono de servicios públicos y desorientación en la inversión de los recursos que llegan al resguardo. “Una de las grandes falencias es que pese a que los cabildos deben durar entre dos y cuatro años el que tenemos tiene cerca de 18 años y no convoca a Asamblea”, subrayó.
Al respecto, Mindiola Montero anotó que “esperamos que el sistema o como fue inspirado la organización realmente se dé, que las propuestas salgan de las comunidades y no vengan impuestas por un grupo de dirigentes que tienen años en el poder, como especie de dictadura”.
ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
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