DOS PUNTOS
Por: German Piedrahíta
Pasó el foro de juventudes y me queda un amargo sabor por el esfuerzo perdido en un ejercicio que poco deja en lo político. Irrespeto para el evento, sus organizadores, invitados y asistentes, cuando se pasa de la biblioteca al patio de Bellas Artes, patio bueno en las noches, por el supuesto de ser un acto proselitista, ¿quien manejó ese concepto? ¿Y el auditorio de Bellas Artes?
Una hora de retraso y una asistencia, joven, de poca representatividad por ser la mayoría estudiantes de colegio, sin voto, y una ínfima o nula participación de la juventud universitaria, esta sí, decisoria pero nunca actuante.
En cuanto al formato de participación, 7 minutos para cada uno de los candidatos y preguntas al final, no permite la claridad de un debate, de una verdadera confrontación de ideas en donde se debería saber si el liberal está de acuerdo con el conservador; si el del Polo apoya propuestas de Cambio; si el Mira aprueba el aborto o los negros están con los gay; los verdes acompañarán propuestas de Alas o si la U va con los del PIN.
Sólo la perorata individual de cosas por hacer, si llegan y nada a responder sobre la salud, el empleo, la economía, la educación, el desarrollo planteados por los partidos.
Y llegaron las preguntas que denotaron un desconocimiento de una ley, la 375, que fue promulgada hace ya 13 años pero que aún tienen vacios de reglamentación, por lo que se hace letra muerta.
El ejercicio, como tal, interesante; la presencia de los candidatos, muy buena, pero malo las marionetas que atacaron al gobernador hasta por el supuesto direccionamiento del foro en favor de un candidato, que si es el que dicen, no llegó y entonces, ¿en qué lo favoreció?.
Se perdió una muy buena oportunidad de debate porque creo que ya será muy difícil reunir a 13 candidatos para una mañana de encuentro. A los organizadores, revisen el ejercicio y califíquense con honestidad y sin aplausos para un análisis de lo que se debe repetir o no volver a hacer.
Voto por la Región Caribe.
Una vieja iniciativa, que al fin debe cristalizar en este primer paso en el que todos los que habitamos la Región Caribe debemos votar afirmativamente para que de esta manera, y como lo dice la Constitución, muchas decisiones se tomen en favor de la unidad que de por sí tiene la Región.
Así mismo, este voto compromete a todos los elegidos a pensar que hacen parte de una colectividad que los necesita pensando en el desarrollo que, partiendo de lo individual cubra lo general para salir del atraso en que nos encontramos.
Creada la Región Caribe y marcados unos nortes, nuestros políticos no podrán excusarse de no saber hacia donde deben dirigir sus esfuerzos legislativos y encontrar apoyos, sin los desgastes de unas explicaciones eternas para la aprobación de leyes que favorezcan al Caribe.
El voto es un derecho y es un deber para que más adelante podamos exigir el cumplimiento de lo que estaremos votando.
Hasta que llegan los muertos. Las confrontaciones en las que murió un ser humano se venían dando por el comportamiento insensato de todas las partes. Hace ya varios años el Presidente, ante la realidad, dijo que se reglamentaría el uso como transporte legal, de la moto. Pero como siempre hace, más tarde reculó y le pasó el problema a los alcaldes, a los que les va quedando la culpa con pocas posibilidades de remedio. Decretos en contra sin medir el hambre y las necesidades. Acusaciones de unos y de otros y nada de respuestas con soluciones. Aportes sin sentido como el de culpar que alguien, con capacidad económica, tenga un parque de 30 o más motos y con eso genere, además, de trabajo, molestias.
Un Manual de Convivencia que propuso una educación, que sólo duró lo del calor de las sábanas del proyecto. Una Policía que se ciega ante el ruido y golpea, maltrata y ahora mata, sin pensar en las consecuencias que en medio de la hoguera, fue querer apagar con gasolina. Un alcalde y secretarios a quienes todos culpan sin tratar de ayudarles, olvidando que él y ellos, son solo amigos, a quienes pusimos al frente de algo que es de todos, la ciudad, por la que todos debemos responder y colaborar para hacerla mejor.
Unos colombianos desesperados por las dificultades de no poder encontrar una respuesta económica que les permita sobrevivir y que son atacados por los que supone los deben defender.
El problema es grande y por eso exige soluciones mayores, pero pensadas desde las dos posiciones, como autoridad, como ley, como comerciantes, como mototaxistas, como motociclistas y como habitantes.
No podemos esperar más muertos que podrán ser de cualquier orilla y más, cuando las situaciones se miran como una confrontación de poder.
¿Y Expofestival? Los pocos detractores del uso del colegio Nacional Loperena con la sarta de mentiras sobre el deterioro y los daños, no serán los que mañana pondrán un peso para el arreglo de los baños, de la red eléctrica, de las cosas que en estos 13 años le ha aportado al colegio el evento y tampoco saldrán a ayudar a los comerciantes minoritarios que se venían preparando para la gran fiesta; no, ellos blanden sus mentiras y con llamadas a la radio y unas notas de prensa, forman un alboroto que está llevando a las directivas y autoridades a sacar Expofestival del Colegio en detrimento de su éxito. Esto es tan grave como la sequía y todos debemos pronunciarnos.
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