Una madre de familia con un cuadro de hijos (6) y sin trabajo pegó la semana pasada un grito tan desgarrador que me hizo recordar años atrás a niños, niñas, madres, abuelos… cuando un grupo paramilitar llegó a Codazzi y sacó de sus casas a casi una veintena de hombres y mujeres, bajo la mirada cómplice de las autoridades, todos fueron asesinados.
Ese mismo grito lo lanzaron hace dos días familiares de Elkin López González, de 42 años, hijo del Rey Vallenato ‘El Debe’ López, quien fue asesinado en la mañana del sábado anterior de manera vil por dos criminales terroristas de los que deambulan por las calles de Valledupar atracando a todo el mundo.
Uno de esos familiares clamó para que esos terroristas puedan ser capturados y “ojalá extraditados a Estados Unidos o a la China para que les apliquen la pena de muerte”. Es la misma angustia que tienen los habitantes de bien de esta ciudad, que los hace pensar en que pronto el Congreso pueda legislar y ordenar cadena perpetua o la pena capital a quienes asesinan a personas de bien para robarles un celular, sus pertenencias o a quienes se roban el erario público.
Muchos piensan que ya estamos en la mala hora, es decir en el punto como dice la canción ‘…la vida no vale nada’ y a cualquiera lo asesinan (como está ocurriendo) en Valledupar, simplemente porque le falta entereza a quienes tienen el poder político para imponer la Ley del Talión contra los delincuentes.
Semejante raciocinio de los habitantes de Valledupar contrasta con las decisiones del Estado que trata de convencer que las cosas van mejor, cuando todo mundo siente que estamos empeorando. Seguramente el Comandante de la Policía tendrá que sacar a la calle a todos los policías, incluido él, para diagnosticar sobre el terreno qué es lo que pasa y cuántos vallenatos, turistas o visitantes deben ser asesinados y atracados para tomar nuevas medidas.
La desgracia no es el realismo mágico de Gabriel García Márquez ni mucho menos de percepción, es una realidad tan tangible que la sociedad vallenata está tan dispuesta a deponer la creencia religiosa y el orgullo de sus valores para acompañar en la búsqueda de medidas de solución. Muchos piensan en los extremos de la cadena perpetua y la pena capital para los delincuentes. Inclusive, los familiares de las víctimas hablan del regreso de ‘La mano negra’ para que aplique limpiezas sociales y ejecuciones extrajudiciales, lo que significaría regresar a la época de la barbarie, un estado rudimentario y feroz en que vivieron los grupos humanos primitivos.
Lo otro sería, dicen mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan, que antes de que los vallenatos reorganicen grupos paramilitares las autoridades legítimamente constituidas trabajen de manera honrada, transparente, sin seguir abusando del poder para alimentar su ego o a su familia y excluyendo a los que menos tienen.
La sociedad vallenata requiere con prontitud soluciones de seguridad, porque sus hijos están cayendo y son abatidos en luchas desiguales, ya un habitante del barrio Cañaguate, víctima de esos terroristas, montó en su casa una especie de mazmorra y cada día acecha a los terroristas para acribillarlos a tiros, como hicieron con uno de sus familiares para robarle la cartera. Hasta la próxima semana.