Son muchos los juglares y juglaresas de nuestro folclor y de la música colombiana a los que les debemos reconocimiento y admiración, por todo lo que han hecho en bien del acervo cultural de la patria. Algunos de ellos, no son lo suficientemente protagonistas para que los medios masivos de comunicación alcancen a difundir su obra y trayectoria, lo cual hace que el grueso de la población ignore cuál es el verdadero aporte que se le ha hecho a la cultura colombiana, y quienes son los que realmente merecen reconocimientos.
En muchos casos, los merecidos reconocimientos y homenajes se los brindamos a nuestros verdaderos baluartes tardíamente o de manera póstuma, pero hoy registramos complacidos el Premio Nacional Vida y Obra que le acaba de otorgar el Ministerio de Cultura al músico y compositor Julio Salvador Erazo Cuevas. La entidad en mención destaca a Julio Erazo como “El gran juglar y maestro de generaciones, con profunda incidencia en múltiples géneros musicales. Es un profundo innovador en ese universo rítmico plural de la Colombia festiva que le da potencia a las expresiones culturales de las sabanas caribeñas”.
El juglar Julio Erazo, quien nació en Barranquilla en 1929, ha aportado a la música colombiana obras de mucha trayectoria, incluso, de reconocimiento internacional; y al género vallenato en particular unas joyas que músicos y conocedores hasta desconocen que son de su autoría.
Ya era hora que el Gobierno Nacional, y en este caso, el Ministerio de Cultura, reconociera categóricamente con el premio Vida y Obra a este hombre grande de la música colombiana. Hoy quiero unirme a ese homenaje nacional recordándoles algunas de las obras vallenatas compuestas por Julio Erazo: ‘Rosalbita’, grabada por Alejo Durán y posteriormente por Jorge Oñate; ‘Celosa y guapa’, grabada por Alejo Durán y luego por Beto Zabaleta; ‘El caballo pechichón’, grabada por Alejo Durán y después por Los Embajadores del Vallenato, ‘La carta’, grabada por el propio Julio y luego por Beto Zabaleta; ‘Espumita del río’, grabada por Los Corraleros de Majagual y posteriormente por Poncho Zuleta; ‘El copete’, grabada por el Binomio de Oro y Jorge Oñate; ‘El consuelo que me queda’, grabada por Bovea y sus Vallenatos y después por Rafael Ricardo; ‘El compa’e Chemo’, grabada por Alejo Durán y luego por Tulio Zuluaga.
Estas, y muchas otras obras de la música del caribe colombiano hacen parte del repertorio autoral de Julio Salvador Erazo Cuevas, un juglar de excelsa categoría a quien le debemos mucho más de lo que le hemos reconocido.
COLOFÓN: Este fin de semana en el corregimiento de La Loma, departamento del Cesar, se estará realizando la versión 28 del Festival de Canciones Samuel Martínez, en esta oportunidad, en merecido homenaje al juglar Domiciano López Romero, una gran oportunidad para reencontrarnos con el folclor.
Por Jorge Naín