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Julián Díaz se enfrenta por la corona

Julián Díaz a sus 35 años, espera ser el Rey Vallenato 2014 / Daniel Ramírez Páez

Cuando su papá, un médico anestesiólogo, realizaba las celebraciones familiares a punta de vallenato, Julián siempre lo miraba tocar el acordeón y la caja, instrumentos que ejecutó desde joven. Era un niño, y en su casa se celebraban parrandas monumentales, que nunca le alcanzaron para imaginar que podría tocar el famoso aparato que hoy con tanto orgullo carga a cuestas.

Su amor por el acordeón empezó a los 15 años, y aunque su papá sabía que su gusto era evidente, le hizo entender que debía terminar primero una carrera seria antes de meterse de lleno a tocarlo. No le dejó llevarse el acordeón, porque de esa forma no estudiaría, pero Julián, se gastaba el dinero que le enviaban mensual, alquilando una que le permitiera seguir con su idilio.

El acordeón con el que se prepara, se lo regaló su papá hace más de 30 años. Ese es su amuleto de la suerte.

Este acordeonero es de Ocaña, Norte de Santander, y hace 10 años, estando en Bogotá, tomó la decisión de venirse a Valledupar. Llegó motivado por afianzar sus conocimientos en la ejecución del acordeón, pero su real excusa era la música vallenata, que ya había cautivado sus oídos desde pequeño.

Eso fue en el 2002, pero algo inesperado le ocurrió; tan pronto llegó, su papá murió. Desde ese momento no pudo volver a agarrar el aparato. Le dio miedo, pero sin duda, lo producía nostalgia hasta llevarlo a las lágrimas, tal vez porque el acordeón que hoy lo acompaña fue la herencia que él le dejó hace 30 años.

Su primer maestro fue su papá y quién continúo ese camino, fue el ‘Turco’ Gil. Con él conoció más el acordeón y pudo corregir las posiciones erradas en los dedos. Creció su gusto y empezó a prepararse junto a otros Reyes Vallenatos como el Rey de Reyes Hugo Carlos Granados y Navín López, que es el que lo está preparando actualmente.

Empezó a participar en los festivales vallenatos como aficionado. En el 2004 se presentó por primera vez en aficionado sin éxito alguno. Volvió en el 2005 y pasó a la siguiente ronda, y ese mismo año se presenté en el Festival Cuna de Acordeones y obtuvo el mismo resultado. En el 2006 se presentó nuevamente al Cuna de Acordeones y llegó a la final.

Hizo un pare el camino para grabar con Gaby Arregocés con quién viajó por diferentes ciudades del país y en el país vecino de Venezuela. Volvió a los escenarios del festival en el 2009 y quedó dentro de los 25 participantes más destacados en esa oportunidad. Tres años después, se presentó por segunda vez, porque decidió que se iba a dedicar de lleno al acordeón, entendiendo que debía prepararse fuertemente para cumplir su gran sueño: ser Rey Vallenato Profesional en Valledupar.

Sabe que ganar un festival donde hay costeños que llevan toda su vida tocando el acordeón, no es fácil, pero mantiene perenne en su mente cuando Alberto Jamaica ganó la corona en el 2006, y ese es tal vez, su motivación más fuerte. Hoy considera que la música es tan universal, que el que se prepara y se dedica, puede llegar a cualquier parte.

Su nota es muy vallenata, muy precisa, y eso es lo que lo diferencia. El Rey Vallenato Wilber mendoza también lo ha orientado para que no se vaya a salir de los cánones del vallenato tradicional y de esa forma poder llegar más lejos en la competencia.

Ya tiene lista la canción que expondrá en homenaje al ‘Cacique’, es el merengue ‘De La Junta para La Peña’ de Colacho Mendoza. Considera que su fuerte en tarima es el son y es precisamente el aire en el que cantará, aunque considera que un paseo bien tocado, necesita un nota bien digitada.

Ya realizó su inscripción para la cita de este año mientras continúa su ardua preparación para enfrenar a excelentes acordeoneros como Julián Rojas, Javier Matta y Gustavo Osorio, a quienes considera sus más fuertes contrincantes en este certamen.

Por: Antonio Peralta Nieto

Categories: Cultura
Periodista: