Rodeado del afecto de sus seres queridos, su esposa Ana Leonor Castro Martínez, sus 12 hijos, 16 nietos y 13 bisnietos y amigos cercanos, celebró su cumpleaños número 100 el señor Juan Manuel Martínez Avendaño. Aunque nació en 1911 en El Banco (Magdalena), por esos movimientos de la vida reside hoy en la capital de Cesar.
A sus cien años mantiene una lucidez digna de admirar, al punto de recordar anécdotas y detalles de su niñez y juventud. Trabajó desde muy joven, lo llamaban ‘Tinterillo’ porque hacía las veces de abogado de los pobres. Aprendió a leer y eso bastó para defenderse en la vida. Posteriormente enriqueció sus conocimientos a través de la lectura, importante legado que les deja a sus hijos. Aún recuerda a la profesora Cleofe Gonzales, fue ella quien le enseñó a conocer sus primeras letras allá en El Banco, Magdalena. De ahí en adelante se dedicó a leer y aprendió a conocer de leyes lo que le permitió ayudar a muchas personas; fue así como se ganó el apodo de “El Tinterillo”, porque ayudaba a las personas en los trámites de escrituras y demás.
Con una sonrisa un poco picarona cuando dialogaba con él, y, al preguntarle sobre sus travesuras de muchacho expresó:
“Es que yo fui muy bobito, me daba pena decirle algo a las mujeres para enamorarlas, muy bobito”. Ríe de nuevo. “Fui bobo y comí buen pescao bagre”. Hace broma a su esposa Ana Leonor Castro Martínez de quien dice: “Ella me amarró”, Luego ríe pero insiste en que fue muy bobito, “yo no sé me daba pena. Vivía de suspiros. Al fin me resolví a casarme, pero ella me conquistó”. Ana Leonor Castro Martínez, tiene 83 años, ella me buscaba la costilla, siempre me buscaba la costillita, me conquistó porque yo muy bobito y ya tenemos 65 años de casados. No conocí mujer diferente a mi esposa, afirma Juan Manuel Martínez.
De sus anécdotas dice. “Le cuento algo, en ese entonces había una panela que le decían casco de mula, pero sonaba muy duro, me puse a comer la Mula, Jajajaja, pero la panela. En eso mi mamá me llamo para avisarme que me buscaba una muchacha, yo le dije no, no, mamá deje así porque ella después me va es a pellizcar. Jejeje.
Cuando estaba con Ana Leonor, mi esposa, me tocaba decirle tenga juicio, porque ella molestaba, jejeje y del juicio ese nacieron 12 hijos, de los cuales hay 8 vivos. 5 hembras y 3 varones.
Luego hace una pausa, piensa un rato y dice: “Ay manita, yo trabajé en lo que pude fui muy hábil, me gustó mucho el trabajo”. Así se define este hombre de aspecto bonachón, se considera buen hijo, buen padre, buen hermano, nunca disgustó con nadie, amigo de sus amigos. Argumenta que educó a cada uno de sus hijos y no fue necesario utilizar la violencia, con afecto y mucho cariño les inculcó valores tales como el respeto, la honestidad y sobre todo a ser responsables y cumplidores de sus obligaciones tanto en el trabajo como en el seno familiar.
“Fui muy santico. Lo que yo pude trabajar, ran,ran, ran lo hice y no se puede negar que le di estudios a mis hijos”.
Retoma el tema para insistir en que: “Fui muy tontico, cree usted que si yo no hubiera sido así, ¿hoy tendría 65 años de casado? Póngase a pensar. Jejeje. Por todas partes había muchachas muy bonitas pero a mí no me daba. Su mirada se pierde un poco en el recuerdo…
No le gustaba el trago, se dedicó a su trabajo, buen amigo de los Curas, y con ellos aprendió muchas cosas que ayudaron en su formación y eso ayudó a complementar la educación.