Por José M. Aponte Martínez.
Ya casi octogenario, en días pasados falleció en Santa Marta el Doctor Juan Manuel Gutiérrez Lacouture, ciudad donde había vivido mucho tiempo ejerciendo su profesión de abogado y donde fue Magistrado del Tribunal Superior, hasta llegar a ser su presidente.
Hago énfasis en que estudió Derecho y vivió en función de esa profesión, la ejerció con amor y dedicación todo el tiempo y no como ahora que la gente estudia una carrera y jamás la ejerce y así vemos médicos que no han cogido un bisturí o abierto un consultorio jamás, abogados que nunca han consultado un Código, ingenieros que no han construido un metro de nada, agrónomos que jamás han formulado un herbicida o veterinarios que no conocen la teta de una vaca.
Sus estudios primarios los adelantó en Villanueva, en el Colegio Santo Tomás y los secundarios en el Rosario en Bogotá, de ahí pasó a la Javeriana, en donde con lujo optó su título de Abogado, profesión que también con lujo e idoneidad ejerció todo el tiempo, con muy buenos frutos , hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia, donde fungió como Presidente, dignidad que ostentó hasta unos meses antes del holocausto o magnicidio, ese sí, magnicidio del Palacio de Justicia en el Gobierno de Belisario Betancourt.
El Doctor Gutiérrez Lacouture, incursionó en la política como aspirante al Senado por la Guajira, con la Cámara del también brillante abogado Milton Habib Molina, en representación del sector ospinista del Partido Conservador, enfrentado a su paisano y pariente el Doctor Elías Lacouture Acosta, representante del más puro laureanismo. Ganó la batalla Elías en el Senado y para la Cámara fue elegido Milton; posteriormente se dedicó de lleno a su profesión e hizo carrera completa en el Poder Judicial como Juez laboral en Bogotá y ha sido el único guajiro, y San Juanero, que ha ostentado la alta dignidad de presidir la Justicia en Colombia y retirado de ella se dedicó a litigar y fue un aquilatado casacionista, según el concepto de quién fue su buen amigo y colega Doctor Benjamín Armenta López.
Así como el doctor Ovidio Palmera Baquero, ilustre jurisconsulto vallenato, creó una escuela donde brillaron como buenos alumnos Armando Barros Baquero, Luís Carlos Alonso Baquero y Rodrigo López Barros, el doctor Benavides Padrón en Santa Marta creó la suya y Juan Manuel fue uno de sus más distinguidos alumnos en unión de Rafael Baquero Herrera y Géneco Correa que se nutrieron de sus conocimientos y tuvo la oportunidad de acompañarlo hasta su tumba prodigándole un cariño paternal.
Juan Manuel Gutiérrez Lacouture, aprendió y conoció de leyes en el estudio, las aplico como Juez y las enseñó como profesor en las universidades la Gran Colombia, Externado de Colombia y la Javeriana.
Se casó con su paisana y parienta Stella Lacouture Dangond, vivió en San Juan, Santa Marta y Bogotá y con ella conformó un hogar ejemplar, digno de imitar, pues hicieron una pareja ideal prodigándose amor, ternura y principalmente comprensión, lo que permitió que la felicidad reinara en su hogar por espacio de muchas décadas.
Para ella Stella, sus hijos María Claudia, Juan Manuel, Ulises José y Diego Luís, mis más sentidas condolencias en unión de Mercy y mis hijos, extensivo a sus hermanos Gonzalo, Hernando, Altagracia “Acha”, Imelda, Esther y – lógicamente- para su cuñada Betty y su esposo Edgardo Cuello.
Hombres como Juan Manuel Gutiérrez Lacouture, no se dan todos los días y por eso con su muerte Colombia perdió uno de sus mejores hijos y con justicia el Colegio de Abogados en Bogotá hoy le está rindiendo un merecido homenaje póstumo, al cual desde esta ciudad se unen sus amigos y parientes Armando, Esteban y Edgardo Cuello, Jaime Calderón Bruges, Benjamín Armenta López, Uribe, Alpidio y Ciro Habib, Ramiro A. Larrazabal, y muchos que mañana me reclamarán por haberlos omitido, pero el espacio se agotó.