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Jose Manuel Daza Noguera (Yin Daza)

Nuestro libro sagrado cristiano nos conmina a ser perfectos como nuestro padre celestial, pero el mal ejercicio del libre albedrío no ha permitido que el hombre lo sea, aunque en toda acción humana se tienda a ser cada día mejor. Ya nuestro premio nobel Gabriel García Márquez lo expresó tajantemente cuando dijo: “la verdadera revolución consiste en que cada quien haga lo que tiene que hacer bien “; y en toda sociedad se busca mostrar como ejemplo a aquel que haya logrado paradigmas dignos de imitar.

José Manuel Daza Noguera, ciudadano distinguido, hombre culto, periodista de profesión, literato de alta valía, non plus ultra de la decencia y buenas maneras; nos dejó hace un año en San Juan Del Cesar, su tierra natal ,en medio del dolor de su esposa e hijos, y de sus numerosos amigos, después de sufrir dolorosa enfermedad. Ahora lo recordamos para dar fe de sus dotes y de su talento con los cuales brilló entre sus amigos, adornando su comarca, la vieja provincia, que con el se fue, en medio de nostalgias sin cuento. Su retrato recientemente entronizado en la academia de historia del cesar lo enaltecen y engrandece a la institución.

El ser humano muere solamente cuando no haya alguien que le recuerde, ya que la inmortalidad se logra con el recuerdo de sus congéneres. Mientras haya alguien que recuerde a Homero este no habrá muerto, lo mismo que sucede con cualquiera de los grandes de la posteridad.

Con Yin Daza me unen recuerdos imborrables de luchas ciudadanas, llenas de hidalguías, que con convicción y desinterés libramos juntos sin escatimar esfuerzos ni calcular proventos o ganancias. Esposo ejemplar, ciudadano inigualable, amigo perenne que no causó heridas a nadie que se conozca, ni dañó a alguien ,pero si ayudó a muchos, en el se llevaba a cabo la expresión filosófica de Terencio “Nada de lo humano me es ajeno”.

Cómo no recordar aquellas veladas donde departía con hondura sobre el sermón de la montaña, o sobre la parábola del pozo de Jacob para alcanzar la vida eterna con la samaritana, o aquella disertación maestra sobre Porfirio Barba Jacob, donde nos ilustraba, como la canción de la vida profunda no es un plagio al poeta Francés Albert Samain en su poesía “hay noches de misterio”. como lo afirmó en sus clases de literatura Nicolás Bayona Posada.

Nos ilustraba Yin que eso en literatura era un fenómeno de impregnación cultural. La disertación en el centro cultural de San Juan del Cesar sobre el Quijote y su célebre autor Miguel de Cervantes es de mostrar en cualquier academia de literatura en nuestro país o en el exterior la recopilación de sus charlas radiofónicas en Radio Guatapurí y sus escritos “Itinerario de un periodista“, constituyen un acerbo literario del mas alto calado costumbrista.

Que sana envidia nos causaba alguna tarde disfrutar y admirar su completa biblioteca, ella sí leída no de adorno, como es lo común. Toda la literatura francesa, todo el siglo de oro español, toda la literatura colombiana, en fin humanismo puro. Disfrutar de su memoria literaria era un espectáculo. Y pienso que en otro medio intelectual ya superado como el nuestro, habría logrado merecida nombradía.

Su nombre engrandece a San Juan del Cesar, y con el presbítero, obispo Rafael Celedón no superado, iluminan su historia.

A su esposa doña Paulina Daza de Daza y a sus hijos María Cristina, Rosa Cecilia, Marta Lucía, Virginia Margarita, Cecilia Inés, Armando y de manera muy especial a mi gran amiga y Pediatra eminentísima Paulina Daza de Martínez; a todos ellos junto con sus nietos, mi aprecio y distinción unido a mi esposa e hijos, al guardar su recuerdo como un compromiso de sincera amistad.

por. Luciano Aponte

Periodista: