En el marco de la exposición “Cañaguate. Historias pintadas”, EL PILÓN tuvo la oportunidad de conversar con el artista plástico José Luis Molina Torres, originario de San Diego y graduado como artista plástico de la Universidad del Atlántico, gracias a un programa de profesionalización creado por el recién creado Ministerio de la Cultura, hace muchos años.
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En total serán 12 obras las que harán parte de la exposición, organizada por el programa de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional de Colombia sede La Paz, se llevará a cabo el miércoles 5 de febrero a las 4 p.m. en la biblioteca de la Cámara de Comercio de Valledupar. Sin embargo, Molina destaca que en el primer año hizo 30 trabajos de diferentes tamaños que han ido vendiéndose, “es una serie que va y viene”, cuenta con un toque de humor porque recuerda que no quería ser artista para pintar flores.
Los estudiantes organizadores fueron Ana Bayona, Angélica Medina, Ivania Cortes, Hacened Aponte, Mabel Pérez y María Alejandra Botero, como parte del curso de Gestión de las Artes. El evento espera repetirse en otros escenarios de la ciudad con una apertura de más días para el disfrute de los curiosos y conocedores de arte.
¿Qué te inspiró a crear la serie “Cañaguate”?
La serie “Cañaguate” comenzó en 2019, justo antes de la pandemia. Siempre me ha fascinado la belleza del cañaguate, especialmente cuando el cerro de Cicolac se teñía de amarillo y yo aún no sabía que quería ser pintor. Esa flor me ha acompañado desde mi infancia, y aunque inicialmente pensé en hacer un trabajo decorativo, con el tiempo he buscado profundizar en su significado. Un amigo poeta, William Jiménez, dijo que “el cañaguate es una forma de tener el sol en nuestras manos”, y eso me resonó profundamente.
¿Cuál es tu técnica preferida y qué materiales utilizas en esta exposición?
En esta exposición, estoy utilizando acrílico sobre lienzo. Aunque mis técnicas favoritas son las mixtas, donde combino diferentes materiales, esta vez he decidido enfocarme solo en la pintura acrílica. Me gusta experimentar con texturas y colores para dar vida a mis obras.
¿Cómo ha evolucionado tu estilo artístico a lo largo de los años?
Mi estilo ha cambiado bastante desde mis inicios. Comencé con un enfoque más impresionista, influenciado por expresionistas alemanes. Sin embargo, con el tiempo he buscado profundizar en mis obras, explorando temas más conceptuales y emocionales. La serie “Cañaguate” es un reflejo de esta evolución; ahora busco no solo la belleza estética, sino también contar historias y transmitir sentimientos a través del color y la forma.
¿Cómo llegaste a ser pintor?
Mi camino hacia el arte no fue directo. Empecé estudiando contabilidad porque era lo que había disponible. Sin embargo, siempre me gustó dibujar y pintar. Después de varias carreras frustradas, decidí inscribirme en Bellas Artes mientras continuaba mis estudios en psicología social. A lo largo del tiempo, convertí Bellas Artes en mi taller personal y finalmente me gradué como maestro en artes plásticas de la Universidad del Atlántico gracias a un programa de profesionalización para artistas en el recién creado Ministerio de Cultura, solo duraba dos años porque nosotros ya sabíamos pintar, solo nos faltaba la teoría.
¿Qué mensaje esperas transmitir con “Cañaguate. Historias pintadas”?
Espero que los espectadores puedan conectarse con la belleza y la historia del cañaguate. Quiero que vean más allá de lo decorativo y encuentren un significado más profundo en las obras. Cada pintura es una historia que quiero compartir, una forma de rendir homenaje a esta flor tan especial.
Por: Katlin Navarro Luna / EL PILÓN