A los hombres grandes se les reconoce su grandeza en vida; y sean ínfimos o estrafalarios los homenajes, la idea de llevar el reconocimiento es poder decirle que su trabajo y su trasegar por la vida son de gran valor y de verdad muy significativo.
Hoy quiero exaltar a un ser humano maravilloso, un hombre probo que ha dedicado su vida a enaltecer a los demás y a brindar conocimiento de manera generosa.
Hablar de sus pergaminos y premios es redundar en sinnúmeros de escritos que se han tejido a lo largo de su carrera como docente y desde luego como poeta y compositor. Es un gran gestor cultural, su paso fugaz por la Oficina de Cultura nos deja la incertidumbre de todas esas cosas buenas que estamos seguros hubiesen estado al otero de su connotado espíritu altruista.
Un hombre humilde es aquel que no olvida sus raíces y que honra de manera especial a sus padres y a su familia: esposa e hijas. En usted, maestro José Atuesta, hemos encontrado innumerables letras que exaltan la vida de unos padres que supieron cultivar en suelo fértil la grandeza de seres humanos maravillosos que hoy multiplican las razones que ellos tuvieron cuando escogieron a Mariangola para crecer.
Gracias, profe, por su esencia de ser humano excepcional y por defender su pueblo, por llevarlo a dimensiones especiales que muy poca gente entiende pero que desde luego usted acrecienta con su palabra y cariño.
He tenido la oportunidad de compartir, en su terruño, las bondades de esa amistad que le profesan. Gente del pueblo que lo vieron crecer, jóvenes que añoran conocerlo y amigos de cofradía que crecieron con usted y que hoy se regocijan con su buena amistad y el orgullo de saberlo digno representante de una generación especial.
Lo acompañé a una velada literaria que se adelantó, en su honor, en la institución educativa Rodolfo Castro Castro, en el marco de la semana científica y cultural 2021; allí evidenciamos el cariño de su gente, pero además ese sentido de pertenencia que le fluye por la docencia y por mantener en altos niveles la calidad educativa de su pueblo amado.
Allí disfrutamos un recital que propuso el poeta y docente Félix Molina, y en donde participaron excelsos poetas de la región, como Cesar González, reciente ganador del concurso departamental de poesía de la Niblioteca Rafael Carrillo Lúquez; allí de manera espontánea y especial, del público asistente, emergieron e hicieron gala de ese cariño grande, dos mujeres que fueron sus alumnas cuando el homenajeado fue rector en el periodo de 1981 hasta el año 1987: Luz Mary Martínez y Elibeth Zequeira.
Me regocijo con este y todos los homenajes que en vida debe recibir el maestro José Atuesta Mindiola y me uno también a ese sentir grato de su señora Belky Josefina Salas Barrios, especialista en docencia y desarrollo humano, y sus dos hijas: la abogada Falena María y la periodista Angélica María Atuesta Salas. Larga vida al poeta de Mariangola… Sólo Eso.