Este nombre seguramente no le dirá mucho, su escenario es la academia donde logró impulsar y consolidar la Universidad más importante del caribe colombiano; la Universidad del Norte se encuentra en el lugar que le reconocen nacional e internacionalmente gracias a Jesús Ferro Bayona, su rector durante casi 40 años, quien decidió hacer pública su renuncia al cargo.
No estudié en la Universidad del Norte, pero para quien vivió, ha vivido o vive en ‘La Arenosa’ no le es extraño escuchar hablar de Jesús Ferro Bayona y sus logros como docente y rector de esa institución; semanas atrás fue entrevistado en el canal de noticias CNN en español y era emocionante como el periodista Camilo Egaña presentaba al señor Ferro como el rector de una de las mejores Universidades de Hispanoamérica y no hablaba de una universidad en México, ni de Argentina, Brasil o Chile; estaba refiriéndose a una universidad en el Caribe Colombiano, ese Caribe que yo quiero tanto y del que me siento infinitamente orgulloso.
Cuando miramos hacia la universidad del Norte lo primero que pensamos es en los altos costos que implica estudiar allí, pero esto queda relegado cuando entendemos que ese claustro se apropió de los grandes debates del país para extenderlos a toda una región y no solamente debates políticos, también debates de ciudad, debates arquitectónicos, debates urbanísticos, debates científicos, jurídicos, en fin toda una serie de discusiones en busca de ampliar el conocimiento e ilustrar no solamente a los estudiantes sino a todo un territorio que necesita bases sólidas para convivir, para decidir y para pensar.
La trayectoria de Jesús Ferro Bayona es la firme demostración que los buenos y sanos liderazgos no están en lo público o en la política, están también en lo privado construyendo una obra exitosa que no se reduce a un periodo, a un tiempo limitado de dos, cuatro o cinco años; la fortaleza con la que cuenta actualmente la Universidad del Norte se debe a treinta y ocho años ininterrumpidos, sin una mancha que diera lugar a un asomo de cuestionamientos en su administración.
El ejemplo que deja el señor Ferro debe irradiar al sector público, lamentablemente el modelo de administración de las universidades públicas, sobre todo en esta región, impide pensar en una educación de calidad y que contribuya al progreso de los departamentos y municipios donde ellas deben ser las principales protagonistas.
Mirar las elecciones de rector como ocurre en la Universidad del Atlántico y las que se realizan en la Universidad Popular del Cesar es observar un vulgar acontecimiento en el que la fuerza de cada aspirante no está en sus propuestas académicas y de Universidad sino en el respaldo político que cuenta para llegar al cargo, por eso usted joven estudiante, desconfíe de aquellos que desean llegar a ser rector de una universidad pública si aparece haciendo campaña con algún político, lo mismo aquellos que quieren pertenecer al consejo directivo de una universidad pública con poco en la cabeza, pero son sobrados apoyos politiqueros.
Otro aspecto sustancial en el éxito del dimitente rector Ferro fue su alérgica actitud a los radicalismos religiosos y políticos, su distanciamiento de los dogmas, aceptando como pocos en estos días, que la sociedad no requiere tanto de etiquetas como católicos, evangélicos, ateos, derecha o izquierda; es en el interés por el conocimiento lo que permite afianzar convicciones para comprender a los demás y lograr acuerdos sociales que permita transformar nuestro entorno y en esta es una de las enseñanza de este gran señor que indudablemente es orgullo y ejemplo Caribe.
Por Carlos Andrés Añez Maestre