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Jerarquía

Por Celso Guerra                                                            

Después de tanto sudor y  trabajo  realizado por  personas y entidades que libraron una azarosa  batalla, para que la música vallenata saliera de los campos de cultivos y  corrales, para que  fuese aceptada en los grandes círculos sociales, de la región la nación y el mundo, los intérpretes de la misma, no han dimensionado la importancia y trascendencia de la misión que reposa sobre su hombros con el folclor, el cual es seguirlo valorando y exaltándolo, como uno de las mayores manifestaciones culturales de Latinoamérica, en cualquier escenario donde  sea requerido, y no sea mancillado por los propios músicos que viven de esta expresión musical, como ha ocurrido en el pasado reciente.

No es justo, que en los eventos de mayor importancia, reinado de belleza, Festival Vallenato, y otros, que concitan mayor interés por parte del conglomerado, los intérpretes no tengan la suficiente jerarquía para hacer una presentación digna, decorosa, a la altura de su envestidura como artistas de un folclor que les ha dado todo, fama, dinero y prestigio, y de la música que representa a una región de una nación, que se siente orgulloso de esta. 

Valledupar y la región se avergonzaron, con una de las más bochornosas presentaciones de un grupo de artistas vallenatos, en el más reciente reinado nacional de Cartagena, que presenció la nación, a través de la televisión; Penchy Castro, El Rey Vallenato “Beto” Villa y su hijo, y el terremoto, Martín Elías, fueron los responsables del bochorno real. De este estrépito, se salvó Jorgito Celedón, que ya es gallo jugado, en estas lides. 

Desafinados, destemplados, obscenos, desubicados, gritones, fueron los epítetos que alcanzamos a escuchar  por lo ocurrido en la pasarela de Cartagena, a los músicos vallenatos, que son el relevo generacional y que fueron llamados, según ellos, a última hora por el canal televisivo, en reemplazo de los  históricos, Oñate, Zuleta, Villazón, que se excusaron, expresando tener compromisos adquiridos con anterioridad.

No solamente avergonzaron a la gente que adora siente y vive esta música, como ellos mismos, si no, a la memoria de  del maestro Leandro Díaz, que fue homenajeado en este evento elitista, que durante un tiempo se mostró  excluyente y altivo con nuestro folclor, que hoy, gracias a la aceptación en todos los estamentos de la sociedad colombiana, recibe este tipo de tributos fuera de su hábitat natural, el reinado de belleza.

Las melodías y letras del maestro Leandro, que les escuchamos a dichos artistas, en ese escenario, fueron cambiadas y mal interpretadas.

Las mayoría de los músicos  protagonistas de esta salida en falso, que han sido requeridos por los medios de comunicación locales, que se interesan por estos temas,no han querido darle una explicación al público.

Uno de ellos, que pidió la reserva de su identidad, dio como excusa, que el folclor dejo de ser de unas pocas personas en Valledupar, para ser patrimonio nacional.

Valledupar y la región son  la conciencia crítica dela  música vallenata, esta es la Meca del Vallenato.

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