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Jerarquía

MISCELÁNEA

Por Luis Augusto González Pimienta

Cuando se menciona el término jerarquía se piensa de inmediato en gradación o en orden. En efecto, jerarquía es la disposición de valores, personas, animales o cosas, en orden ascendente o descendente, según criterios de clase, poder, oficio, categoría, autoridad o cualquier otro que permita un sistema de clasificación.

La jerarquía es la estructura social más frecuente en el mundo de los animales, ya que establece un orden de dominación: la superioridad de un animal sobre sus congéneres es el resultado de relaciones agresivas. El grado de poder y fuerza de un animal determina su jerarquía, que es reconocida por los demás miembros del grupo y que al mismo tiempo permite la supervivencia de la especie.

En la angelología cristiana son claros los diferentes rangos, pues se divide a los ángeles en tres categorías, cada una de ellas integrada por tres coros. La primera incluye a los coros serafines, querubines y tronos; la segunda, a los coros de dominaciones, potestades y virtudes; la tercera, a los coros de principados, arcángeles y ángeles propiamente.

Otra muestra de jerarquía: la estratificación social, concepto que hace referencia a la distribución de individuos o grupos en estratos superiores e inferiores, que forman una escala de prestigio, dinero y poder. La división de la sociedad en estratos es un fenómeno universal y no existe ninguna sociedad sin jerarquías. Sin embargo, es posible la movilidad social, es decir, el desplazamiento de los individuos de un estrato a otro.

En la división política y administrativa es evidente que existen jerarquías. Piénsese por ejemplo en el estado feudal con sus cuatro divisiones: el tirano o déspota; la clase política (situada a su lado); la clase media (por debajo) y la masa o pueblo. La sociedad francesa anterior a la Revolución de 1789 se organizaba en tres órdenes jerárquicos: nobleza, clero y tercer estado, según criterios de honor y prestigio. Modernamente, y ya en Colombia, una expresa manifestación de la jerarquía viene dada por la categorización de los municipios según su población y producción. Al igual que en las clases sociales, se puede subir o bajar en el escalafón.

Hay jerarquía en la nobleza, en la milicia y en las normas que rigen a una sociedad. Los diferentes órdenes de la nobleza, a partir de los reyes, siguiendo por los príncipes, duques, marqueses, condes y vizcondes, otorgan diferentes privilegios, derechos y honores a quienes los conforman. Otro tanto puede decirse de la carrera militar, que además garantiza la disciplina mediante el respeto y reconocimiento que los miembros inferiores de la escala deben a sus superiores. Y en este recorrido a título enunciativo, también encontramos jerarquía en las leyes: primero la Constitución, ley de leyes, y luego las leyes orgánicas, las estatutarias, los tratados internacionales y las leyes comunes u ordinarias.

La jerarquía en principio confiere prestigio. No obstante es cuestión de actitud y aptitud, pues, estando bajo el escrutinio público, cualquier paso en falso puede llevar a la descalificación. “Contrario sensu”, el prestigio bien ganado incide en la superación de escaños jerárquicos.

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