En momentos en que se habla de una evidente crisis del periodismo, no solo en Colombia, sino en el mundo, cuando la sociedad de hoy se informa o mal informa, según el caso, sin tener que consultar los medios masivos de comunicación social, es importante destacar el legado que le ha dejado al periodismo de Colombia y de toda el habla hispana, un maestro del oficio como lo fue Javier Darío Restrepo, quien falleció recientemente.
Javier Darío Restrepo había nacido en Jericó, Antioquia, en 1932. Estudió para ser sacerdote y – en efecto- se ordenó en 1955; pero la vocación por los caminos de Dios solo le duró diez y siete años largos. A principios de los años setenta se inclinó por el periodismo, su otra gran vocación, hizo mucha reportería en televisión, principalmente, en el Noticiero 24 horas, al lado de otro maestro del oficio y gran formador de periodistas: Álvaro Gómez Hurtado (q.e.p.d.).
Cubrió hechos de orden público en Colombia y otras partes del mundo, a donde fue enviado como corresponsal de guerra; y allí, en el campo de trabajo, conoció la visión más humana del periodismo y luego de ello, en la práctica, hizo del periodismo un verdadero apostolado.
Parte de ese apostolado lo dedicó a la ética y a la responsabilidad de los periodistas, temas que estudió y sobre los cuales, después, dictó cátedra, a tal punto que en la Fundación Interamericana de Nuevo Periodismo, la creada por Gabriel García Márquez (q.e.p.d.), y que por estos días cumplió 25 años.
En efecto, fue conferencista sobre los problemas de la ética en el oficio y llego a ser director del Consultorio sobre estos temas en esa organización. Autor de varios libros y un sin número de artículos sobre la ética, escribió un libro sobre el tema, un texto de obligada consulta, al lado de otra extraordinaria periodista: María Teresa Herrán.
Desde estas páginas, lamentamos el fallecimiento de Javier Darío Restrepo, quien trabajó tanto sobre la ética y la responsabilidad en este oficio. Pero, además de lamentarlo, recomendamos leerlo, analizarlo y – principalmente- aplicarlo en el ejercicio diario del periodismo, oficio hermoso, como tanto se ha dicho, pero también bien difícil de ejercer en un país tan complicado como nuestra querida Colombia. Tuvo relación con El Pilón, Restrepo fue el editor del libro antológico de unos editoriales del fundador de este diario, el periodista y abogado Dickson Quiroz Torres.
Fueron varias las ocasiones en que tuve la fortuna de poder escuchar los consejos de Javier Darío y varias las entrevistas que le pude hacer en su apartamento en el barrio Pablo VI en Bogotá, que más que su residencia era un gran estudio biblioteca donde se respiraba lectura y periodismo.
Restrepo analizó bien el periodismo de su tiempo, y alcanzó a proyectar la grave crisis, económica y ética que hoy estamos padeciendo. Advirtió muchas cosas, entre otras los riesgos de depender de la publicidad y el mercadeo.
Hoy sus lecciones adquieren más importancia que nunca. Paz en la tumba del maestro, quien falleció en su casa de ese tradicional barrio bogotano, el pasado 6 de Octubre. Ojalá su legado sea recordado siempre.