Por Carlos Guillermo Ramírez
Como suele suceder en nuestro país los hechos noticiosos sobre escándalos públicos se ponen de moda.
Por estos días hay una oleada de sucesos que reflejan la degradación de la sociedad, la intolerancia de algunos ciudadanos y el poco respeto que se tiene sobre la autoridad.
Hemos visto como se resisten los ciudadanos frente a los controles de rutina que ejerce la Policía Nacional en las vías y lugares públicos del territorio Nacional, quienes parecen ofenderse cuando se les hacen llamados correctivos de buen comportamiento o en su defecto se les pide la exhibición de documentos y terminan agrediendo física y verbalmente a los uniformados.
Pero más allá del registro de estos hechos pienso que estas conductas, tanto la de los ciudadanos, como la de los miembros de la fuerza pública rayan con el cumplimiento de los estrictos deberes de unos y de los otros; de los ciudadanos porque lamentablemente en el país, se ha perdido el respeto y el crédito a nuestras autoridades por la carencia de valores morales y, por parte de los uniformados; porque en muchas ocasiones ejercen el poder de la autoridad bajo presión emocional o argumentos de fuerza al aplicar los medios de policía, lo que tampoco es ético.
También sabemos, que en ocasiones algunos uniformados actúan por encima de la ley, pero eso no quiere decir que todos los miembros de la Policía o del Ejército, obren de la misma manera.
Desde luego, hay muchos policías y muchos soldados que representan muy bien los intereses de la Patria y tratan a los ciudadanos con respeto y mucha decencia y eso también hay que resaltarlo. Ahora surge una pregunta, cuando aquellos que deban someterse a la autoridad no están viviendo en obediencia de aquella, ¿Qué ocurre?
En principio uno pensaría que los desobedientes y agresores, de inmediato quedarían retenidos, pero desafortunadamente no es así; pues la norma del Código Nacional de Policía que facultaba a los comandantes de Policía, aplicar medida correctiva de retenimiento al que irrespetara, amenazara o provocara a los uniformados, fue declara inexequible por la Corte Constitucional mediantesentencia C-199/98.
De igual manera, fue retirada del ordenamiento jurídico, la norma que otorgaba facultades policivas a los Alcaldes de imponer multas a quienes desobedecieran sus órdenes y le faltaran el respeto, (Sentencia C-107/13).
Así las cosas, pareciera entonces, que desde el punto de vista del derecho policivo existe licencia para irrespetar a la autoridad; mientras que en el Código Penal sigue prescrito el delito de abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto (art 416), pero se omiten las conductas sobre irrespeto a la autoridad, pero paradójicamente sí se prevé el delito de irrespeto a los cadáveres(art.204).
A decir verdad, hoy en Colombia se castiga con más severidad el irrespeto a los muertos que el irrespeto a la autoridaden pleno ejercicio de sus funciones.
Finalmente, lejos de cualquier discusión de pesos y contrapesos entre deberes y omisiones de autoridades y ciudadanos, hay que tener presente que no hay autoridad sino de parte de Dios (Romanos 13:1), por lo tanto debemos respetar y estar sometidos a nuestras autoridades, eso es ser un buen ciudadano.