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Invierte en tu bolsa de valores

Estamos iniciando el año, y con él llegan los nuevos comienzos y las metas renovadas. Muchos de nosotros cerramos ciclos y emprendemos nuevos retos llenos de expectativas. 

Las redes sociales nos inundan con memes, videos y mensajes motivadores que proclaman por todas partes: “Año Nuevo, Vida Nueva”. Y sí, no está mal, siempre y cuando ese cambio lo hagamos con convicción y disciplina, guiados por nuestros valores y principios. Son esos valores los que nos sostendrán cuando la motivación inicial se apague.

Aquí es donde me detengo a reflexionar: ¿cuál es la bolsa de valores con la que vivimos? No me refiero a la económica, aquella que fluctúa según los mercados, sino a esa bolsa de valores que contiene nuestros principios, convicciones y fortalezas. Es ese “capital” interno que define quiénes somos y que consultamos cuando enfrentamos retos, cuando dudamos o cuando tomamos decisiones difíciles. 

Un buen amigo me enseñaba cómo, al igual que los soldados o los navegantes, podemos orientarnos a través de las estrellas cuando no contamos con una brújula física en las manos. Me mostró cómo identificar las constelaciones y cómo usarlas como puntos de referencia. Así, también debemos tener como punto de referencia nuestra propia bolsa de valores. Aunque no siempre la veamos de forma tangible, podemos hacerla consciente y priorizarla. Es como si estuviéramos trazando nuestra propia brújula interna.

En cualquier área de trabajo es fundamental que, más allá de las estrategias, nuestras decisiones estén guiadas por valores firmes. Estos principios nos permiten abordar las adversidades con la claridad necesaria para generar soluciones eficientes. Por eso, invertir en esos valores es, en definitiva, la mejor inversión que podemos hacer.

Algunas sugerencias infaltables para nuestra bolsa de valores son: la integridad, para vivir con honestidad y coherencia, incluso cuando nadie nos ve; el respeto, para valorar la dignidad de los demás; la empatía, para escuchar y entender las necesidades de quienes nos rodean; la responsabilidad, para asumir las consecuencias de nuestras decisiones; la justicia, para tomar decisiones que beneficien el bien común; el orden, para priorizar lo importante; la gratitud, para reconocer lo bueno que tenemos en la vida; la perseverancia, para mantenernos firmes en nuestras metas; la amabilidad, para ofrecer un trato humano y cordial; la generosidad, para compartir lo que tenemos con quienes lo necesitan, ya sea tiempo, conocimiento o recursos; la humildad, para reconocer que siempre podemos aprender algo nuevo y aceptar nuestras limitaciones; y la compasión, para actuar con sensibilidad frente al dolor ajeno.

En un libro de compilaciones escrito por Gonzalo Gallo González, encontré una reflexión que reafirma y complementa esta idea de la bolsa de valores bajo el título “12 cosas que nunca se deben olvidar” relacionadas con las relaciones humanas. 

Allí se resaltaban ideas como el valor del tiempo, la satisfacción del trabajo honrado, la dignidad de la sencillez, la influencia del ejemplo y la magia del amor. Esas palabras mencionan la importancia de invertir en calidad humana más que en calidad de productos, de fortalecer nuestras familias y de construir relaciones basadas en valores sólidos.

En el mercado financiero se necesita tiempo, paciencia y estrategias inteligentes para lograr que las inversiones den frutos. De igual forma, descuidarlas puede llevar a pérdidas significativas. Razón por la que debemos hacer revisiones periódicas, fortaleciendo los valores que nos guían y eliminando hábitos o creencias que no nos aporten.

Te animo a sentarte esta semana, tomar un cuaderno o tu teléfono, y anotar al menos cinco valores que serán tu brújula este año. ¿Qué principios quieres fortalecer? ¿Qué decisiones pueden guiarte? Por ejemplo, si decides priorizar la gratitud, podrías comenzar llevando un diario donde anotes las cosas buenas que ocurren a diario. Si escoges la responsabilidad o perseverancia podrías comprometerte a cumplir con pequeños objetivos semanales que aporten a tus metas a largo plazo.

Recuerda: la calidad de nuestras acciones y decisiones siempre estará respaldada por la calidad de nuestros valores.

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Sara Montero Muleth: