“Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta”. Santiago 2,17.
En este auge de construcción y obras civiles, cabe una historia sobre el cemento y el concreto. El cemento es la materia prima, el concreto es el producto final. El cemento en su estado de pureza es poco útil, sirve más cuando se mezcla con arena, gravilla y agua. El mismo principio se aplica a la fe y las obras. La fe en su estado puro tiene poco valor; pero cuando se complementa con una acción, una decisión o una obra, cobra vida y se vuelve útil, activa y productiva.
Nuestra fe no es como un vestido nuevo para usarlo los días de fiesta, sino que Dios nos ha dado la fe para usarla a diario y en cada ocasión que se presente. Dios quiere que pongamos la fe en acción para alcanzar las metas y lograr los sueños y planes que tenemos en nuestro corazón.
Amados amigos lectores, es necesario hacer una lista y poner en acción la fe pidiendo a Dios una respuesta positiva.
He aquí algunos consejos para hacer una lista de necesidades que llegue al corazón de Dios:
Primero, debemos decidir qué es lo que en realidad deseamos cambiar o lograr. Dejar de lado esos sentimientos vagos e imprecisos, esas quejas por todo y ese hacer responsable al resto de la humanidad de mi limitación o necesidad. Debemos reconocer qué es lo que en realidad deseamos. Nuestras decisiones son las que ponen la fe en funcionamiento.
David, en su lucha contra Goliat, configuró una lista de cinco peticiones que Dios contestó porque estaba obrando en el poder de una fe activa y una declaración poderosa: “Dios te entregará en mis manos, yo te venceré, te cortaré la cabeza, daré tu cuerpo y los cuerpos de los tuyos a los goleros y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel”. Cuando tenemos claridad y hacemos una lista escrita, nos ayudamos a poner la vista en Dios para que satisfaga la necesidad.
Segundo, una lista por escrito nos ayuda a fijar la atención en Dios más que en nuestras necesidades. Cuando estamos agobiados por problemas y necesidades, abrumados por cantidades de cosas que todavía no están claras y definidas en la mente y el corazón, se puede nublar la visión de Dios y crear una atmósfera de duda y temor. Ayuda entonces, escribir las necesidades en una hoja de papel, de manera precisa, con fecha límite, con planes concretos y así veremos como la fe toma un enfoque diferente.
Tercero, hacer una lista de peticiones nos ayuda a abrir los ojos de la fe para ver a Dios actuar. Cuando el poderoso rey Artajerjes le preguntó a Nehemías qué cosa pedía, este le respondió con una lista detallada y específica lo que necesitaba para ir a reedificar Jerusalén. Fue en oración y comunión con Dios, como Nehemías pudo hacer una lista de lo que era necesario para lograr la reedificación de la ciudad, y vio a Dios actuar.
Hacer una lista con aquellas cosas que están en nuestro corazón es una actitud que favorece e incentiva nuestra fe y nos capacita para apercibirnos mejor de la manera como Dios nos pueda otorgar todo aquello que necesitemos.
Cuarto, incluyamos todas las necesidades y deseos. No excluyamos nada, aunque parezca materialista, utópico, irreal o tonto. La decisión final será de Dios y no nuestra.
En conclusión: Hacer una lista de nuestras necesidades produce una fe activa y diligente.
Hagamos una lista de peticiones y necesidades, pongámosla en un lugar visible de nuestra casa u oficina, traigámosla ante Dios en oración y dejemos que Dios sea Dios y que sea él quien haga las correcciones pertinentes.
¡Muéstrame las expectativas de tu lista para ver tu fe!
Bienvenido Santiago Molina Guerra al seno de nuestra familia, ¡serás un campeón!
Abrazos y muchas bendiciones.