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Intérpretes de música vallenata un castillo de infortunios

“Pero que va, no soporto estar sin ti”. El aparte transcrito corresponde a la canción titulada “Que va” interpretada por Iván Villazón conjuntamente con Ana Del Castillo y que incluyó en “El trueno” su más reciente producción al lado del Saúl Lalleman, hemos recordado esa canción a propósito de los hechos públicamente conocidos en los cuales la muy buena cantante resultó lesionada en distintas partes del cuerpo.

Una vez mas los medios de comunicación dan cuenta de malas noticias respecto de protagonistas de la música más bella de Colombia, situación que no es nueva pero por lo sucesivo ya resulta preocupante porque lo malo que sucede con los artistas sus seguidores lo sufren, a su fanaticada les afecta y hay casos en los cuales como dice la canción mencionada preliminarmente les queda difícil vivir sin ellos, potísimas razones para que todos se cuiden para que se les mencione mas por su calidad interpretativa que por los incidentes, los accidentes y/o su muerte.

Es ineludible reconocer que a la música vallenata la ha perseguido un sino trágico que se llevó consigo en la plenitud de su primavera no solo a algunos cantantes, acordeoneros y compositores sino las ilusiones de verlos triunfando de millones de melómanos que los admiraban y los seguían, la lista es grande pero mencionaré algunos, Freddy Molina, Octavio Daza, Rafael Orozco, Hernando Marín, Juancho Rois, Héctor Zuleta, Adanies Diaz, Luis Cuadros, Ricardo Maestre, Arturito Durán, Jesús Manuel Estrada, Kaleth Morales, Patricia Teherán, Faby Meriño la hermana de Osmel y Nelson Fuentes.

Las circunstancias inesperadas en las cuales se produjo la temprana partida de los mencionados personajes que tanta falta hacen a la música justifica una reflexión autocrítica para que todos revisen su comportamiento, su prisa y su vida, para que se cuiden más porque sigo creyendo en las palabras de mi abuelo cuando decía: “Yo no creo que el destino exista pero por si acaso existe hay que ayudarlo”, lo que viene sucediendo no puede ser por destino ni por casualidad, es posible que el peso de la fama, los malos consejos de los aduladores, la alucinación con el triunfo temprano, o la falta de gente que les duela cerca hablándoles al oído les impida medir riesgos y tomar precauciones para no seguir enterrando talento y lamentando sentidas ausencias porque además cada vez que uno de ellos se va también se sepulta una de las piedras de soporte de la responsabilidad que la humanidad tiene de salvaguardar la música vallenata.

Gracias a la ciencia y especialmente a Dios Ana del Castillo está saliendo airosa en su lucha con la parca, muchos de sus colegas no contaron con la misma suerte, nos asiste la íntima convicción que también ha quedado a salvo su voz afinada y melodiosa para seguirnos deleitando con su canto y llevando alegrías a su familia que con estoicismo ha llevado con toda dignidad estos difíciles días acompañados de la oración de quienes admiramos la calidad interpretativa de esa muchacha agraciada y digna representante de la mujer cantadora en los escenarios donde se presenta.

En las actuales circunstancias su plena mejoría, su recuperación definitiva física y mental deben ser más importantes que las conjeturas, es mejor pensar en lo que podría ser su relanzamiento como cantante de talla nacional y que con Villazón ya llegó más allá de la las fronteras de la patria defendiendo con su sensual chorro de voz el verdadero vallenato el cual están interpretando mejor las damas que muchos caballeros que a falta de garganta gimen, susurran y lloran en conciertos.

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Luis Eduardo Acosta Medina: