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Interesante polémica

Algo sobre

Por: José Romero Churio

Aunque la controversia sobre la música vallenata, entre sus prosélitos tradicionalistas  y sus innovadores —ya sea por romanticismo  o por interés mercantilista— siempre se ha mantenido, no sólo en el ámbito local y regional donde se goza con inmensa pasión, sino también a nivel nacional e internacional.
A pesar de mi ignorancia crasa en todo género musical, me atrevo a intervenir en la polémica entre los columnistas de este periódico, ‘El mono’ Quintero Molina y Jorge Nain Ruiz. Que se me hace interesante, en razón a que ambos exponen con  cierta idoneidad sus conocimientos sobre música vallenata.
En el fondo, por lo que se les ha leído y escuchado a estos dos ilustrados personajes, es que ambos son amantes fervientes  de la música vallenata. El primero, como purista defiende a capa y espada su  interpretación  autóctona; en cambio, el segundo, como más liberal y complaciente con las nuevas generaciones es partidario de su innovación.
Entre todos los talentos de la humanidad, la música es lo mejor, si no se hubiese ingeniado la melodía musical, el mundo sería lúgubre, tendría más gente loca y habría más suicidios.
La importancia de la música se fundamenta en su melodía, una bella melodía por lo general es agradable a todas las personas que conservan sus cinco sentidos en especial el auditivo, con esto quiero decir que no se necesita ser ilustrado para distinguir una buena melodía y, en consecuencia, estas son las que se convierten en clásicas, que el futuro deleitan otras generaciones.
El éxito de la música vallenata radica en que no ha perdido su esencia original, que ha sido potenciada por la poesía, la segunda arte más bella de la humanidad, obvio, después de la música. Ejemplo de esto son las clásicas canciones del juglar ciego, Leandro Díaz. No menciono otros por que podría herir susceptibilidades ante el olvido de algunos de estos iconos, verdaderos representantes de la música vallenata.
No se puede negar que el gran salto de la música vallenata al ámbito nacional e internacional se le debe a la innovación que realizó Carlos Vives, claro está, sin desconocer el valioso aporte del maestro Rafael Escalona y otros grandes como el negro Alejandro Durán, la dinastía Zuleta y el ‘El Cacique’ Diomedes Díaz.
Los encargados de conservar el vallenato autóctono son los acordeoneros —para algunos acordeonistas—, quienes en las agrupaciones musicales ahora son mandados por los cantantes, quedando muy pocas excepciones como el ‘Viejo’ Israel Romero de la agrupación Binomio de Oro y Alfredo Gutiérrez que toca el acordeón  y además canta.
En los diferentes festivales de música vallenata que se realizan anualmente en muchas partes del país, concursan la mayoría de los acordeoneros que ahora se forman en escuelas como la del Turco Gil, que es la más famosa, cuyos alumnos se presentaron en la Casa Blanca cuando Bill Clinton fuera presidente de los Estados Unidos.
Ya se acerca el rey de los festivales vallenatos, que se celebra en Valledupar a finales del mes de abril, su corona en las diferentes categoría es la máxima aspiración de todo acordeonero, ya que su palmarés es garantía de reconocimiento a cualquier sitio donde llegue su ganador.
Hay música para todos los gustos, todavía a muchos les fascina parrandear con mi paisano Chente Munive, al que pocos acordeoneros lo superan tocando puyas y merengues, por algo lo denominan el rey del Merengue, pero a muchos otros les encanta las parrandas con Rosendo Romero, Pipe Peláez, Yeyo Núñez, Gustavo Gutiérrez, Wilfran Castillo, entre otros.

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