“Cuando los justos gobiernan el pueblo se alegra…” Proverbios 29,2
Mientras que la motivación obedece a una serie de factores que determinan las acciones, la inspiración es el estimulo interno que anima la acción creadora en cualquier área del arte o la ciencia.
La motivación viene de afuera hacia adentro, la inspiración de adentro hacia afuera. Inspirar no es solamente motivar. Podemos motivar acciones o resultados deseados con la zanahoria o el garrote; Pero, solamente inspiramos, cuando se producen cambios al interior de las personas como resultado de nuestras conductas o mensajes.
Liderazgo es inspirar. Ad portas de las elecciones, debemos recordar a los candidatos que, deben ser personas que inspiren, no solo que tracen caminos, manejen estadísticas o apunten direcciones; sino ser personas reales con quienes nos podamos identificar y que nos inspire a ser mejores cada día. Personas que nos inspiren a amar y servir a nuestra generación, cuidando y protegiendo lo nuestro. Personas que nos inspiren a cambiar y renovar nuestra manera de pensar, respetando lo ajeno como sagrado y protegiendo al necesitado y afligido.
Cuando el liderazgo es malo, el pueblo gime. En el Antiguo Testamento observamos ese patrón: Los reyes buenos y justos, traían prosperidad y progreso. Los reyes malos, traían ruina y castigo. ¡Como va la cabeza, así se siente el cuerpo!
Israel fue llevado cautivo durante setenta años a Babilonia por causa de un mal liderazgo. Estando allí, sentados en las plazas, con sus instrumentos musicales colgados, sus cautivadores les pedían que entonaran canciones, mientras ellos lloraban acordándose de su pasado glorioso. Estando cautivos: lloraban, no podían cantar, no podían soñar.
Amados amigos: De cara al futuro, ¿Qué nos hace llorar, cantar o soñar? A Moisés le hizo llorar ver a su pueblo maltratado en Egipto. A David le hizo llorar que su pueblo estuviera cautivo. A mí, me hace llorar ver a mi pueblo sin principios ni valores, ajeno e indiferente, de espaldas a Dios. En esta tierra de cantores, A mí me hace cantar, ver vidas sanadas y transformadas por el poder de Dios. Ver como Dios toma la vida de alguien triste, sin ilusión ni esperanza y la cambia por un futuro promisorio. Me hace cantar la gratitud. ¡Tenemos tantos motivos para cantar!
Me hace soñar, creer que nuestros hijos y nietos tendrán un mejor futuro. Que el pasado no volverá. Me hace soñar pensar que los mejores días de Valledupar y la región están por venir. Me hace soñar esperar que la justicia y la paz un día se encuentren y den su precioso fruto.
Me hace soñar que un día Jesucristo vendrá por su iglesia para llevarla donde él está y que allí le veremos tal como él es y le conoceremos tal como fuimos conocidos por él. ¡Esperanza bienaventurada!
Oremos que Dios nos de gobernantes conforme a su corazón que nos apacienten con ciencia e inteligencia. Líderes que, en vez de llanto, nos inspiren a cantar y soñar. ¡Dios bendiga tu vida y tus sueños!