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Inseguridad y miedo en Valledupar

Para nadie es un secreto que la ola de inseguridad campea por Valledupar, anda como “Pedro por su casa”. Nos asusta una moto rondando por el barrio, cercana a la cuadra, o aquella que se devuelve después de haber pasado por el frente de la casa. 

El recelo nos cobija y quedamos petrificados de absoluto miedo; unos preferimos correr, “mejor un cobarde vivo que…” con la incertidumbre que, en esa carrera, nos apague la vida, una mano asesina, que, liados con el vicio, actúan sin compasión. 

Hay que salvaguardarse de esos pillos. ¿Pero cómo lo hacemos por Dios?

Andar en Valledupar, por sus calles, a cualquier hora, es una angustia; ni siquiera se espera la noche para que esos bandidos, bien montados y con buenos “fierros” llegan a quitarnos lo que con tanto esfuerzo logramos conseguir, y que ellos con el más frío descaro y el mínimo arresto, nos quitan. Incluso la vida; y no pasa nada. Parte sin novedad, ¿y la Policía? Bien gracias.

Qué tal si nos armamos, decía una mano amiga: “Pa levantarlos a balín”; darles duro, y cojan miedo; dicen otros. Digamos que la ley por cuenta propia, tampoco es solución. Pero algo debemos hacer. 

Pensar la manera, que todos nos protejamos; los buenos de los malos. ¿Qué tal organizar una red de apoyo? En la que taxistas, motociclistas, moto taxistas, comunidad, conductores particulares, comerciantes. 

Hagamos una fuerza conjunta, en contra de los delincuentes. Se dice que los buenos somos más. ¿Qué falta? Solidaridad, decisión. Eso creo.

He notado que cuando hay retenes por parte de la policía, hay unos vigías naturales que, a pocos metros del retén, dan aviso a los motociclistas, para que desvíen y eviten el amargo de la cama baja, y costos del parte o comparendo. 

Eso es, según ellos, solidaridad contra los “abusos policiales”, que solo se encargan de “cazar” motociclistas y no al ladrón. Mucha verdad en ello, se cuestiona la utilidad de esos procedimientos. Es posible que sirvan, pero la inseguridad cada día es más agobiante. 

Qué tal si con esa efectiva solidaridad contra los retenes, los vigías casuales, ayuden en la solución a los problemas de seguridad. Por todas las cuadras de cualquier barrio van y vienen motos, o va un señor taxista o moto taxista. 

Ellos pueden servir, todos podemos servir, de vigilantes y previsores para “Joder” a los delincuentes. Actuar de manera solidaria. 

Seguro habrá más de uno diciendo, “¡Yo de sapo, ni creo! No quiero que me maten”. “Eso es trabajo de la policía, para eso le pagan” Muy cierto, la idea no es actuar solitarios, como el llanero. 

Somos todos; si nos unimos, evitaremos que la impunidad cabalgue por los valles de mi tierra y de esa manera aportaremos de manera significativa a la solución, no al problema; otra cosa a tener en cuenta las estadísticas de robos, asaltos, raponazos y demás no son las reales, pues muchas víctimas piensan que denunciar es perder el tiempo.

Hay que denunciar para que no se maquille una realidad tan agobiante. Esto no es mera percepción, es una dura realidad que vive Valledupar y Colombia.

Al final, los buenos somos más, pero los malos actúan y hacen daño. Debemos invertir el mensaje y entre todos trabajar por un orden que se quedó en promesas de político barato.

Sólo eso.

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Eduardo Santos Ortega Vergara: