Inicia un periodo de fase final de la preparación oficial de las elecciones y de promoción presencial pero no pública de las campañas a las corporaciones públicas territoriales, concejos y asambleas y a las alcaldías y gobernación.
Es fundamental estar atento a los desarrollos y garantías y evitar que se den acciones que interfieran o condicionen el libre ejercicio de votar, que es escoger a los candidatos que se han expuesto al escrutinio popular.
Se requiere mucha atención oficial y buena vigilancia de las autoridades porque se suele predicar y hacer “el todo vale” como forma de asegurar las hegemonías electorales y ejercer con el dinero y otro tipo de ofrecimientos para obtener a cambio el favor de los electores.
Es importante que desde ya las autoridades controlen porque en estos días, listado en mano, se vienen empadronando electores y amarrándolos en maniobras de compra. Son las autoridades de la Policía Nacional y los órganos de control los primeros llamados a no hacerse los de la vista gorda en este certamen electoral.
Poco a poco se van tejiendo y perfilando las diferentes opciones y también se van desarrollando operaciones como el perfilamiento de las posibilidades. Buena parte de las estrategias de campañas ‘ganadoras’ -porque de entrada se parte de la base de que son así por el respaldo de factores de poder evidentes- es minimizar el potencial de las otras campañas para que la gente vea que a ninguno le alcanza para comprometer el favoritismo de las grandes maquinarias electorales. La radiografía que se intenta mostrar es la de un competidor que siempre se mantendrá muy adelante del lote, en el cual rezagados están pedaleando un grupo en que no se ponen de acuerdo en quien lidera la persecución al puntero.
Todo va avanzando a un ritmo en el cual se generan tensiones y nerviosismo y hay que evitar cualquier tipo de violencia. Es el departamento del Cesar el que está registrando mayores incidencias de violencia y fuerza en este proceso electoral. Un dato que nos ha sorprendido, con 33 incidentes, que deben alertar a la sociedad y a las autoridades públicas. El Cesar solo ha sido superado por Norte de Santander, que registra 39, por encima de los departamentos del suroccidente que se esperaría, por la presencia de disidencias de las Farc y del ELN y siendo corredor de salida al mar de la cocaína, estuvieren con mayores registros. Es un dato que inquieta, según reciente reporte el Centro de Análisis de la Defensoría del Pueblo.
La paz es necesaria construirla en cada vereda, corregimiento y municipio del departamento. Lo que viene debe ser una jornada de tranquilidad y fiesta democrática. Ahí podremos tener oportunidad de demostrar que las instituciones funcionan en Colombia y no es una caricatura la vieja democracia que se expone como ejemplar en el escenario latinoamericano. Vigilar, seguir y denunciar con energía cualquier transgresión o delito electoral es imperioso, ineludible.