Del análisis del desarrollo económico de México resalta su infraestructura de carreteras manejada por la secretaría de comunicaciones y transporte. Han construido una moderna red vial por donde se desplaza el 60% de la carga y el 97% de los pasajeros, son 410.000 km de carreteras nacionales, de los cuales 51.000 km son carreteras federales y el otro es la red rural.
Muchas de ellas libres de peajes con más de 9,000 puentes y 10,000 km son autopistas de la más moderna generación.
Es una cobertura ambiciosa y es propósito del gobierno de AMLO aumentar cobertura y modernizar condiciones operativas de la red de carreteras federales para mejorar la movilidad y contribuir así al bienestar social a través de una accesibilidad segura, eficiente, que atienda a toda la población de México.
La base de la competitividad es la conectividad, para tener una economía inclusiva no puede nadie quedar por fuera, también corregir el deterioro de las carreteras, liberándolas de incómodos y pesados peajes que causan malestar, construidas con las más modernas especificaciones y apoyan la integración de todo el territorio mexicano.
México tiene los mismos problemas de Colombia por dificultades como robo de fibra óptica, destrucción de postes, invasión de derecho de vías. Pero, funciona esta red de autopistas que se organizan a través de 75 concesiones con 184 tramos que requieren permanente revisión para restablecer el equilibrio financiero, por los sobrecostos de las inversiones adicionales que representan un 30% de la inversión original.
También tienen severas cargas financieras, pero la propuesta es resolver toda esta problemática para modernizar los corredores troncales y tener una política de mantenimiento para la red de carreteras federales con múltiples beneficios para su economía y la población que las circula.
Otro tema interesante es la refinería de petróleo, símbolo de su soberanía y que comparado con Colombia sigue la tendencia mundial que favorecerá a los combustibles fósiles y habrá una inversión de US$596 millones para una nueva refinería de México.
La empresa estatal de petróleos mexicanos (Pemex) trabaja en una oferta a la holandesa Shell para comprar parte de la refinería Deer Park en Texas y convertirse así en su único dueño. Shell está en su proceso de transformación para convertirse en proveedor de energías limpias, está vendiendo todas las plantas que, además, son del interés de México y ha hecho esa operación para impulsar la demanda de su propio crudo sosteniendo el precio.
Por lo tanto, la meta es dejar de comprar combustibles y gasolina en el extranjero, y que Pemex pueda procesar todo su petróleo crudo para convertir en gasolina diésel y ser autosuficiente en el año 2023, y además los mexicanos dueños de su refinería. Esta inversión de US$600 millones tiene dividido al país porque hay unos analistas que consideran que la verdadera repercusión solo se sabrá en algunos años, y en etapas de austeridad aparece México invirtiendo en negocios contaminantes del aire y ya no se permite su uso.
Shell tiene que hacer el negocio porque en histórica sentencia judicial la “Corte Holandesa” ordenó reducir las emisiones de gas de efecto invernadero en un 30%. Exxon y Shell se convirtieron en los primeros miembros de la comunidad petrolera en asumir la responsabilidad de un cambio en sus sistemas de producción porque el mundo entero está mutando de las energías “sucias” a las limpias, menos México que sigue utilizando energías sucias. Sus propios analistas lo critican.