El fin de los recursos energéticos de origen fósil está cantado, la tecnología para sustituirlos toca a las puertas; este final no ha concluido porque aún existen grandes inversiones que están raspando la olla pese a que sus depreciaciones y amortizaciones ya han sido descontadas. La minería es de vieja data y por ella han pasado muchos países, en estado de pobreza, cuando el saber, que es el patrimonio inmaterial de la humanidad, no les había llegado.
Hoy, ser un país minero equivale a ser tercermundista y antiambientalista, a menos que se trate de productos estratégicos para la tecnología como el coltan. Existen otros minerales como las piedras preciosas, que si bien tienen un alto valor suntuario, no son fundamentales para la economía de un país ni para la ciencia, por cuanto, por lo general, están en poder de grupos mafiosos con entronques en los gobiernos.
La minería es como una lotería ganada por un irresponsable que nunca tuvo planes de construcción y crecimiento, pero la buena suerte lo sorprendió. Los réditos económicos de la industria del carbón, por valiosos que sean, no se corresponden con sus efectos colaterales así los pinten de elefantes blancos hechos con las regalías. Después del Meta, el Cesar es el departamento que más regalías recibe, parece que en vano. Si miramos los indicadores de los municipios mineros del Cesar, encontramos que no son para elogiar. Por ejemplo Codazzi y Chiriguaná registran la 3ª y la 4ª posición más alta en mortalidad infantil en el departamento; La Jagua de Ibirico es 4ª en mortalidad materna; en mortalidad por desnutrición de la niñez, Becerril y Chiriguaná son 2° y 5°; en enfermedad respiratoria aguda, Becerril y Codazzi son 1° y 2°; en embarazo de niñas de 10 a 14 años, El Paso, Becerril, Chiriguaná y La Jagua, ocupan los primeros 4 puestos respectivamente; en enfermedad diarreica aguda, Becerril y Chiriguaná son 1° y 4°. Y así, por el estilo.
Todo esto siendo el Cesar el principal productor de carbón del país y en esos municipios deprimidos. Eso es pobreza y así, ¿para qué carbón? ¡Qué se vayan todos! Además, por causas antrópicas y naturales, la mitad de nuestro territorio está en proceso de desertización. Por otro lado, la minería tiene otros parches (‘El lado oscuro del carbón’): entre 1996 y 2006, en la zona se produjeron 2.600 asesinatos selectivos, 500 víctimas en 112 masacres y 240 desapariciones forzadas. Producir “riqueza” y empleo a cambio de muerte y dolor es una vergüenza.
Sin embargo, muchos no quieren que Prodeco se vaya, sobre todo quienes viven de esta empresa que genera 1.200 empleos directos, según dicen, produciendo la tercera parte del carbón del país, 16 millones de toneladas en 2019. Tienen razón. Prodeco, además, es responsable del transporte ferroviario al Nuevo Puerto, que es de su propiedad pero a este negocio no renuncia. Muchos se alarman por su retiro pero esta no es una sorpresa, esta historia se repite de pueblo en pueblo, hasta donde llovió hubo barro.