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Indignación nacional

Le va quedar muy difícil al presidente Juan Manuel Santos, culminar su periodo presidencial con tantos escándalos de corrupción en su gobierno y con la inmensa mayoría de los colombianos (74 %) en desacuerdo con la gestión de su gobierno.

Por ese mismo descontento, fue que los costeños -a punta de marchas y protestas-, tumbaron a Electricaribe. La gente se cansa de tanto abuso del poder y de tanto robo descarado, sin que la justicia actúe. La marcha de ayer, debe enviar un mensaje muy claro a los políticos enmermelados de la coalición del gobierno Santos. Al igual que a las Farc, deben desmovilizarse, confesar sus delitos, devolver los dineros públicos que se han robado en estos siete años y someterse a la Justicia Especial para la Paz, a ver si logran el perdón de los colombianos.

Olvídense que los colombianos vamos a permitir que ustedes conviertan a nuestro país en otra Venezuela. ¿No les bastó con robarse dos elecciones? ¿No les parece suficiente el dinero que se han robado de las regalías, Isagen, Reficar, Salucoop, la ruta del sol, los comedores escolares, las vías terciarias y los miles de contratos que manejan a través de las entidades públicas?

Lo más alarmante de esta descarada corrupción y abuso de poder, es que nos quedamos sin justicia y sin autoridad. Éste es el único país del mundo donde los corruptos pagan sus condenas en sus mansiones. Éste es el único país del mundo, donde las campañas presidenciales son financiadas por el narcotráfico y dineros de multinacionales corruptas, y la justicia no es capaz de destituirlos. Lo peor del cuento, es que estos cínicos y desvergonzados políticos, nos van a repetir la historia el año entrante, lanzando a la presidencia y vicepresidencia, a dos del combo del 8.000. Pareciera que los magistrados de las Altas Cortes, los jueces de la República, el Procurador General de la Nación, no existieran.

El escándalo de los sobornos de Odebrecht, es una vergüenza para nuestra justicia. Hace dos meses la justicia de los Estados Unidos, les envió toda la investigación en bandeja -con nombres y apellidos-, y hasta el momento no le han dictado medida de aseguramiento a ninguna de las ministras que estaban impedidas en el torcido, a los congresistas comisionistas que ayudaron con la vuelta, ni al receptor de las coimas. En el Consejo Nacional Electoral, la cosa anda peor.

La indignación de los colombianos también tocó fondo, por las continuas reformas tributarias para tapar el cráter fiscal que dejó el derroche en el gasto público, los sobornos de la mermelada, el excesivo endeudamiento externo, el elevado costo de vida, la incapacidad e ineficiencia del Estado en la prestación de los servicios públicos, la inseguridad y el aumento de los cultivos ilícitos.

Hay suficientes razones para que los colombianos salgan a protestar. La indignación es total.
En el tintero: Los terminales marítimos del puerto de Barranquilla, deberían exigir al Gobierno, que las contraprestaciones que ellos pagan por las concesiones portuarias, se reinviertan en su totalidad en el dragado del canal acceso al puerto.

Por Indalecio Dangond Baquero

 

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