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Incertidumbre poscoronavirus

Reinventarse es la invitación extensiva para todos en la humanidad, la pandemia propuesta por la covid-19 se constituye en un generador de cambios en los sectores económico, político, salud y social. Su impacto cada día revela cálculos y hábitos nuevos, explorando necesidades de repensar las situaciones en medio de una profunda contracción económica y en nube de la exploración hacia la rápida migración a las tecnologías digitales impulsadas por la pandemia.

El falso dilema entre la economía y la salud, convoca reflexiones para el diseño del futuro después del coronavirus. Este escenario confronta las tesis de los optimistas y los pesimistas, formando con sus supuestos un porvenir agónico, muy relacionado con la situación que el mundo estaba viviendo antes de la pandemia. 

La supervivencia a corto plazo es el primer punto de las agendas, sin embargo, mirar a través de la niebla la incertidumbre requiere pensar las formas de posicionarse o reposicionarse una vez haya pasado la crisis, con el fin de retornar a la normalidad, trastornada por signos graves de desigualdad, segregación social, hambruna y de pocas manos amasando la riqueza. En el plano local los colombianos debemos preguntarnos, ¿seremos capaces de reinventarnos, superar la polarización, para construir nación y sociedad?   

Después de hacer la maestría sobre Pensamiento Estratégico y Prospectiva, quedé zambullido en los estudios de futuro, a menudo los traigo a esta tribuna como instrumentos de viable aplicación, tanto en Colombia como en Valledupar.  

Yuval Noah Harari, afamado escritor de la  exitosa trilogía ‘Sapiens: De animales a dioses’; ‘Homo Deus: Breve historia del mañana’ y ‘21 lecciones para el siglo XXI’, quien considera que es necesario crear un sistema global de producción y distribución de equipamiento médico, para dejar un legado de solidaridad, confianza y cooperación que ayudaría a lidiar con muchas otras crisis en el futuro.

En tiempos de gran crisis, como la Segunda Guerra Mundial, los ciudadanos han demostrado estar dispuestos a aceptar, incluso abrazar, un mayor control gubernamental de la economía. Ya ha habido una intervención económica en una escala sin precedentes, los gobiernos de todo el mundo han ejecutado planes de estímulo por valor de USD 10,6 billones, el equivalente a ocho planes Marshall. La mayor parte del gasto se dirige a tres áreas: apoyar las necesidades básicas de los ciudadanos, preservar los empleos y ayudar a las empresas a sobrevivir.

El coronavirus podría ser el mayor desafío global desde la Segunda Guerra Mundial. A raíz de ese conflicto surgió la pregunta: ¿qué hiciste durante la guerra? Esa pregunta se hará, con fuerza, tanto en los gobiernos como en el sector empresarial, una vez que se haya ganado la batalla a la covid-19. 

Adopción de estilos y formas de vida ha sido constante para la especie humana, la crisis del coronavirus demuestra que varios países han avanzado mucho en la adopción digital de consumidores y negocios, los bancos han hecho la transición a equipos remotos de ventas y servicios y han lanzado un servicio de alcance digital a los clientes  para hacer arreglos de pago flexibles para préstamos e hipotecas, las tiendas de comestibles se han desplazado a pedidos y entregas en línea, los colegios en muchos lugares se han orientado al 100 % de aprendizaje en línea y aulas digitales y los médicos han comenzado a entregar telemedicina.

Como vemos los ciudadanos estamos vinculándonos al ritmo que impone la pandemia y asumiendo las irrupciones tecnológicas. La adaptación rápida disminuye la incertidumbre, no obstante, está pendiente un hecho político que de acuerdo con sus resultados marcará nuevos hitos para la humanidad, se trata del proceso electoral presidencial de Estados Unidos. 

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