De manera sorpresiva antenoche el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, realizó una alocución televisada para anunciar dos mensajes muy concretos: algunos cambios en la política de vivienda y el nombramiento de Germán Vargas Lleras, en el Ministerio del sector.
Los dos anuncios nos merecen algunos comentarios por las implicaciones que tienen. Nos parece muy importante y trascendental que el gobierno anuncie que va a estimular más la construcción de vivienda, y en particular 100 mil casas de interés social, en los próximos dos años, ya que consideramos que este es un sector líder en la economía interna, que estimula a muchos otros sectores y que genera empleo masivo y de poca calificación. Sobre este tema la literatura económica internacional y nacional es abundante.
Es importante, además, que se esté pensando en vivienda para los sectores más pobres, que por cuestiones de sus bajos ingresos tienen muy pocas posibilidades de acceder a un crédito para complementar el subsidio y hacerse a una casa. Sin embargo, consideramos muy grave para el futuro de la política social que se vuelva a una política paternalista, de regalarle a la gente de menos recursos un bien tan importante, sin nada a cambio. Esa gratuidad no le hace bien al Estado, a la sociedad, en su conjunto, y perjudica, a la larga, a los mismos sectores beneficiados.
Por supuesto que debe establecerse una política de subsidios para la vivienda de interés social, claro está, y este debe ser mayor al actual y aproximarse al 70 o al 80 por ciento del valor de la misma, pero los sectores beneficiados deben aportar algo, en la medida de sus posibilidades, un 30 o 20 por ciento, y con créditos a muy largo plazo.
La asignación de esos subsidios debe ir amarrada a un trabajo colectivo o a la garantía de tener a los hijos en una escuela, etc, pero consideramos, a todas luces, inconveniente que se subsidie la totalidad del valor de la casa.
Sobre esta propuesta, que el gobierno llevará en una ley especial al Congreso, es bueno recordar lo que pasó durante el gobierno de Belisario Betancur, cuando se inició un programa de casas sin cuota inicial, gracias al cual le ganó al expresidente López Michelsen.
El programa se hizo, se entregaron unas casas de baja calidad y – a la final- se fomentó una cultura del no pago, muchas familias no valoraron el bien que se les entregó y al poco tiempo de recibirlas las vendieron y –finalmente- se quedaron sin las casas y el tristemente célebre Inscredial, antes Instituto de Crédito Territorial, quebró como consecuencia de esa política.
El otro riesgo grande es la politización de la asignación de los recursos para subsidiar estas viviendas, ya que de no hacerse de manera objetiva y transparente puede terminar en un clientelismo perverso que ponga en riesgo todo el éxito de la política de vivienda.
De todas formas, hay que esperar para conocer el proyecto de ley e informar y comentarlo, en su debido momento, por todas las implicaciones políticas, económicas y sociales que tiene.
Además de lo anterior, el país político sigue analizando las implicaciones de la decisión del Presidente Juan Manuel Santos de pasar a Germán Vargas Lleras, del Ministerio del Interior, el ministerio de la política, al Ministerio de Vivienda, aunque el argumento de su capacidad para relacionarse con el Congreso es un argumento muy convincente. Sin embargo, en algunos sectores se ha interpretado con mucha suspicacia, por sus connotaciones políticas tanto en el caso del Presidente como en el de Vargas Lleras. Pero ese tema es harina de otro costal…