El mundo sigue con gran expectativa el proceso político que se desarrolla en Estados Unidos, nación que elegirá el próximo 6 de noviembre un nuevo presidente de la confederación. (El número 47º). Quien elegido deberá asumir, a las pocas semanas, en enero de 2025. El proceso que ya estaba un poco aburrido por el enfrentamiento entre Donald Trump, republicano, y Joe Biden, demócrata, ahora, ha cambiado, sustancialmente. Se ha puesto bien interesante, con la salida de Biden y el ingreso de Kamala Harris, la actual vicepresidente de la Unión.
En efecto, la entrada de Harris a la contienda le amargó la vida a Trump y su equipo de campaña. Esto quedó en evidencia con solo ver la cara del polémico empresario en el debate, realizado recientemente organizado y transmitido por CNN en español. A Trump se le vio desesperado y desubicado.
El proceso electoral de EE. UU. tiene muchos puntos interesantes y dignos de análisis y comentario. Además de las implicaciones que tiene en toda América Latina, y en particular en países como Colombia, es una nación con un sistema democrático liberal, muy curioso. En primer lugar, hay que advertir que, si bien el pueblo norteamericano vota por los candidatos, el sufragio es tenido en cuenta, en parte, pero al Presidente de la Unión lo eligen los Colegios Electorales, que pueden coincidir o no con esa voluntad popular.
Por ejemplo, en 2016, cuando ganó Donald Trump, quien remplazó a Barak Obama, en el voto popular había ganado la demócrata Hillary Clinton por más de tres millones y medio de votos. No obstante, los Colegios Electorales eligieron a Trump. ¿Eso hace de Estados Unidos un país menos democrático que aquellos en los cuales la elección es por voto directo? Un tema interesante para analizar en las cátedras de derecho y ciencia política.
En el presente proceso se daba por ganador a Donald Trump, quien goza de una gran popularidad en algunos sectores conservadores de la unión, amigos del proteccionismo y enemigos de la migración ilegal. Pero, ahora, las encuestas muestran un importante repunte de los demócratas, con la entrada de Harris; y los republicanos, con Trump, ahora se quedaron sin una estrategia efectiva para enfrentar a la nueva candidata. Ahora el cuento es a otro precio.
La candidata demócrata, hija de inmigrantes, exfiscal de varios estados y veterana e inteligente abogada, entró al recinto del debate y saludó a Trump, quien se mostró sorprendido y no supo ni que hacer. El único tema exitoso de Trump fue el de los migrantes, con fundamento, en parte; pero cometió excesos como decir que los migrantes se comen las mascotas, perros y gatos, de los norteamericanos. Los mismos presentadores de CNN, aclararon a los televidentes que no hay pruebas de una acusación tan temeraria. El fracaso fue tan evidente, que Trump ya anunció que no acudirá a otro debate.
Debo decir que a ninguno de los dos candidatos se le escuchó unas propuestas económicas coherentes y apropiados, para la coyuntura actual de EE. UU., donde la clase media se ha visto golpeada por el desempleo, la inflación (pero bajo control), entre otros temas. De economía solo expresaron unas frases sueltas de cajón, con poco fundamento argumentativo. Ninguno de los dos es fuerte en economía. Para los países de América Latina, entre ellos Colombia, el resultado en EE. UU., tendrá muchas implicaciones en los temas de comercio, finanzas, ayuda bilateral, narcotráfico y lavado de activos, entre otros. En una próxima oportunidad seguiremos los comentarios sobre este interesante proceso electoral.
Bogotá, septiembre de 2024.
Por: Carlos A. Maestre Maya