El otro reglón económico significativo en el desarrollo del departamento del Cesar es el de la minería y específicamente la explotación del carbón térmico, que se desarrolla hacia el sur-oriente de la ecoregión del Valle del río Cesar y en una pequeña parte de la ecoregion de la Serranía de Perijá. Su aporte al producto interno bruto (PIB) departamental es de aproximadamente 40% al 2016, según Planeación Departamental.
Los impactos ambientales de la actividad minera se presentan principalmente en las ecoregiones del río Cesar, sobre los municipios de El Paso, Chiriguaná y La Jagua de Ibirico y en el piedemonte central de la Serranía de Perijá sobre el municipio de La Jagua de Ibirico, donde se adelanta la explotación carbonífera desde la mediana a la gran minería. En este mismo sentido se pueden diferenciar los impactos entre las dos regiones: en el Valle del río Cesar la actividad es adelantada principalmente por compañías que poseen suficientes recursos económicos y técnicos como para desarrollar un adecuado manejo ambiental, siguiendo lineamientos dados por las autoridades ambientales en forma previa a las explotaciones; en la Serranía de Perijá, la actividad minera arrastra el lastre de impactos ambientales negativos que se ocasionaron desde sus comienzos en la década de los años 80, cuando dicha actividad no contaba con el suficiente control ambiental por parte del Gobierno Nacional, hasta el punto de que prácticamente cualquier particular en cuyo predio se encontrara carbón, acudía al uso de maquinaria pesada de porte mediano, para acometer la extracción del mineral, muchas sin ningún criterio técnico en lo relacionado con la gestión ambiental. Hoy en día, en la Serranía de Perijá se ha logrado mejorar este tipo de administración agrupando la explotación en pocas empresas con lo que sea comenzado a reducir los impactos ambientales negativos de la operación y a corregir los dejados por los inicios de la actividad.
No obstante lo anterior, se puede afirmar que los impactos ambientales de la minería del carbón están representados por la eliminación de más un millón de hectáreas de cobertura boscosa del total de 25 mil hectáreas que representa el área minera en el Valle el río Cesar, mientras que para la región de la Serranía del Perijá de un área minera de 6 mil hectáreas se estima que se han intervenidos más de mil hectáreas, lo que demuestra el carácter impactante de una acción no planificada puesto que para una minería de pequeña escala como es ésta, comparativamente se ha afectado una mayor extensión que en el proyecto de gran minería que se desarrolla en el Valle del río Cesar. Además de lo anterior se ha presentado desviación de corrientes hídricas superficiales (para dar paso a la extracción del mineral).
Por Hernán Maestre Martínez*Especializado en gestión ambiental.