Hoy ocho de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, esta es una fecha emblemática en la que se exaltan los logros alcanzados en la lucha por la igualdad de la mujer, tanto a nivel político, como económico y social. Recordamos también los retos pendientes como son entre otros: lograr la igualdad salarial y erradicar las violencias contra las mujeres y las niñas.
En Valledupar hay cientos de mujeres activistas en este tema y se destacan iniciativas de la sociedad civil, como la Red de Voceras y Voceros y de otras asociaciones que sobresalen por su trabajo serio a favor de la mujer.
Publicamos hoy en este espacio editorial el análisis de una mujer vallenata, miembro de la Red de Voceras y Voceros, que logró ser la delegada de Colombia ante el Grupo Asesor de la Sociedad Civil para América Latina y el Caribe de ONU Mujeres.
“Es necesario resaltar el trabajo de las Naciones Unidas, donde su Secretario General el señor Ban Ki-Moon presentó la campaña “Por un Planeta 50-50 en 2030 ‘Demos el paso por la igualdad de género”. En esta se les pide a los gobiernos realizar compromisos nacionales para abordar las dificultades que impiden progresar a las mujeres y las niñas, y alcanzar su pleno potencial.
Entonces en esta fecha particular para las mujeres, vale la pena que nos preguntemos: ¿Qué es para mí un Planeta 50-50?”, después de hacer esta reflexión, considero que para tener un planeta 50/50 se requiere de compromisos conjuntos y visibles entre los dirigentes políticos y la sociedad en general.
Esto significa eliminar urgentemente las barreras estructurales, como la desigualdad en la remuneración, y hacer efectivo el derecho de las mujeres y las niñas a tomar sus propias decisiones en materia de salud sexual y reproductiva. Significa poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, promover la participación política y la igualdad, reducir y redistribuir el trabajo no remunerado relacionado con el cuidado de otras personas.
Si hacemos un análisis de donde nos encontramos hoy, podemos ver las estadísticas de Naciones Unidas, las cuales no son muy alentadoras. Por ejemplo: si hablamos de muertes maternas, podemos decir que tenemos el 45 % menos de muertes maternas que en 1990. Sin embargo, todavía mueren 800 mujeres cada día por causas relacionadas con el embarazo que pueden evitarse.
Si hablamos del acceso al agua limpia, entre 1990 y 2010, dos mil millones de personas han podido acceder al agua potable. No obstante, las mujeres todavía dedican 16 millones de horas al día a buscar agua en 25 países subsaharianos (el término se refiere a aquellas partes del continente africano habitadas mayoritariamente por personas negras, que comprenden aproximadamente el 85 por ciento de su superficie total), pero todos y todas sabemos que en la Alta Guajira Colombiana las mujeres indígenas wayuu están viviendo esta situación.
En la política encontramos que el porcentaje de mujeres en los parlamentos se ha casi duplicado en los últimos 20 años. No obstante, hoy solo las mujeres representan un 22 % de las y los parlamentarios. Si hablamos de salarios, alrededor del 50 % de las mujeres de todo el mundo tiene un empleo remunerado, lo que supone un incremento respecto a la cifra del 40 % de la década de los 90. Sin embargo, las mujeres ganan entre un 10 % y 30 % menos que los hombres por realizar el mismo trabajo.
Describiendo lo referente a las violencias contra las mujeres, encontramos que en 1993, la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres de la Asamblea General de Naciones Unidas estableció un marco de acción para luchar contra esta pandemia. Sin embargo, más de 20 años después, 1 de cada 3 mujeres sigue sufriendo violencia física y sexual, a manos de un compañero sentimental.
Entonces les dejo con esta reflexión: No podemos alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada recientemente, sin la plena igualdad de derechos para las mujeres y las niñas, tanto en la ley como en la práctica”.