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“Hoy es mejor más carbón que más Rusia”

Es el sentimiento que impera en una Europa sedienta de energía, y expuesta a la reducción del gas ruso. El diario económico estadounidense Wall Street Journal el 4 de julio termina así amplio análisis “Alemania, Italia, Francia, el Reino Unido, los Países Bajos y Austria ahora han dicho que se están preparando para reiniciar las centrales eléctricas de carbón, aumentar su producción o mantenerlas funcionando más de lo planeado.

Los vigilantes del clima temen que Asia pueda permanecer enganchada al carbón por más tiempo de lo previsto anteriormente. China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, ya comprende alrededor de la mitad de la capacidad de energía de carbón del mundo, con plantas que representan casi un tercio del consumo mundial de carbón, según los rastreadores de datos de energía.

El país todavía está construyendo nuevas plantas de carbón a un ritmo rápido, con el riesgo de un exceso de oferta, “porque no puede permitirse una escasez de energía”, dice Ryna Cui, codirectora del programa de China en el Centro de Sostenibilidad Global de la Universidad de Maryland”.

Es decir, el mundo de hoy es el mundo del carbón térmico y ahí el Cesar y La Guajira están presentes. ¿Ahora bien, si el presente es el carbón el futuro cuál será? ¿Y cuál es el futuro, 12, 20 o 40?

Son interrogantes que nos haremos hoy en el foro virtual a que ha invitado EL PILÓN, de la mano de Drummond y Cerrejón, los dos grandes productores mundiales asentados en el territorio. Pero también de preguntarnos si hay algún espacio para hacer un mayor aprovechamiento del mineral en la nación y si algún valor agregado se puede obtener de él.

Y de las necesarias energías renovables, ¿qué debemos esperar? Expertos del Ministerio de Minas y Energía calculan que para llegar a producirse en algo más de 5 años 9.000 megavatios (MW), alcanzando entonces el 30% de la matriz de generación eólica y solar, se debe invertir más de $ 30 billones. ¿Quién los pone? Ya sabemos de las dificultades de alcanzar los 2.000 MW, que se prometió el gobierno Duque, en medio de los derechos dilatados de conexión al sistema nacional, de las consultas previas en cientos de comunidades guajiras para la línea de transmisión ‘colectora’ y de las dificultades de estructurar, financiar, poner en marcha los proyectos. Ese panorama se vuelve más complejo, si a más de los esfuerzos de capital privado de gigantes mundiales de energía hoy acá, se quiere hacer generación cooperativa y social, como lo ha propuesto el gobierno entrante.

Mientras tanto, solo el carbón ofrece unos grandes recursos de regalías que son pivote de desarrollo si se usan bien, por lo que hay que vigilarlos; no se deben desechar otras oportunidades minero-energéticas; se requiere potenciar nuevas minerías como, entre otros, el cobre, vitales para construir paneles solares y hélices de viento e impulsar otros renglones como el turismo, la agroindustria y nuevas e innovadoras industrias, basadas en el conocimiento y una mayor equidad social.

Categories: Editorial
Tags: el carbón
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