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Hoy es el día D + 1

El Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno Nacional y las Farc fue refrendado por más de las tres cuartas partes, 77 por ciento, del Congreso de la República, utilizando la vía rápida (fast track). En la Cámara de Representantes obtuvo 130 votos y en el Senado 75 votos.

Ayer jueves fue el Día D, el inicio del Protocolo del Acuerdo de Cese al Fuego de Hostilidades Bilateral y Definitivo (CFHBD) y de Dejación de las Armas (DA), integrado por las fases de planeamiento y ejecución, que permitirá el despliegue del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V) a nivel nacional, regional y local para que pueda realizar su labor; la adaptación de los dispositivos en el terreno; el funcionamiento de las 20 Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) y 7 Puntos Transitorios de Normalización (PTN) que definieron de común acuerdo; y el procedimiento técnico de dejación de las armas, según está consignado en el Acuerdo Final en el punto de Implementación.

En ese orden, hoy es el día D+1. Lo que debe pasar es que un delegado del Gobierno Nacional y uno de las Farc-EP entregarán las coordenadas de la ubicación de las unidades de la Fuerza Pública y de las Farc-EP al CI-MM&V, para que se adopten las medidas necesarias para posibilitar los desplazamientos de las estructuras guerrilleras a las zonas veredales y puntos transitorios de manera segura bajo el monitoreo y verificación del Mecanismo de Monitoreo. Igualmente, la Fuerza Pública reorganiza desde hoy el dispositivo de las tropas para facilitar el desplazamiento de las estructuras de las Farc a dichas Zonas y Puntos para el cumplimiento del Acuerdo.

Sí los protocolos se cumplen, el 30 de diciembre todos los miembros de las Farc estarán ubicados en las zonas de transición, y en adelante, desde el día D + 30 y hasta el 150, se desarrollará el proceso de desarme, tiempo en el cual se estima que las Farc le habrán entregado hasta la última arma a las Naciones Unidas.

Suena esperanzador y a la vez retador el nuevo escenario al que ingresa Colombia, es una compleja amalgama de sentimientos. Hay temor, incertidumbre, no hay que olvidar que existe un número grande de colombianos que opinan diferente y no auguran un final feliz por la manera como se aprobó el nuevo Acuerdo de Paz, pero será mejor arriesgarse al caudaloso río de la paz, que quedarse en traicionero cauce de la guerra.

Como dice en la introducción del Acuerdo de Paz refrendado: “La terminación de la confrontación armada significará, en primer lugar, el fin del enorme sufrimiento que ha causado el conflicto.

Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos de toda índole, sin olvidar el amplio número de poblaciones que han sido afectadas de una u otra manera a lo largo y ancho del territorio, incluyendo mujeres, niños, niñas y adolescentes, comunidades campesinas, indígenas, afrocolombianas, negras, palenqueras, raizales y Rom, partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, gremios económicos, entre otros. No queremos que haya una víctima más en Colombia”.

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