Por: Faruk Urrutia
El otrora glorioso Hospital Rosario Pumarejo nos tiene verdes, a mi juicio es el ejemplo clásico donde la politiquería, la mezquindad, la corrupción e ignorancia administrativa acaban una institución. Unos pocos con poder suficiente y dueños de los mencionados antivalores decidieron LA VIDA de los atendidos y de los futuros pacientes de esa institución, pregunto ¿cuántos fallecieron por falta de adecuada atención y cuántos fallecerán?.
Escalofriante solo pensar que un hospital sea caja menor de algunos, ignorando que los benditos contratos de medicamentos e insumos deben hacerse sobre economías de escala, para que con la misma plata se compren mas medicinas, evitando que los pobres tengan que comprar en frente de urgencias medicamentos de su bolsillo, si es que tienen la plata y si no la tienen evitar que vea la muerte de su familiar.
Sin embargo como todo eso asquea y debe castigarlo Dios, si la justicia de la tierra no lo hace, en este escrito trataré de sugerirle a los encargados un modelo hospitalario que pueda orientar y resarcir los daños ya causados.
Quiero hablarles de los hospitales verdes, estos reconocen la relación que existe entre la salud de las personas y el medio ambiente, a través de su administración, estrategia y sus operaciones.
Los problemas ambientales como el cambio climático afectan la prestación de servicios de salud. Un ejemplo clásico sobreviene, al elevarse las temperaturas promedio, el calor en áreas urbanas densamente pobladas agrava las enfermedades respiratorias crónicas de niños y ancianos. Al ocurrir un fenómeno natural anteriormente mencionado y en caso que no se adopte la promoción de la sustentabilidad, la salud ambiental y una mayor equidad sanitaria mediante la inversión en edificios más saludables, las compras verdes y la implementación de operaciones sustentables, provocaría grandes pérdidas económicas, se detendría el desarrollo y afectaría la confianza social.
Este tipo de hospitales buscan reemplazar algunas de las sustancias químicas peligrosas con alternativas más eficaces y reduciendo en su operación diaria el volumen y la toxicidad de los residuos producidos por el sector, implementando al mismo tiempo las opciones ecológicamente más sensatas de gestión de estos. Un parangón que describe y puntúa lo anterior encontramos en el sistema LEED "Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental” consistente en la evaluación del acabado de una construcción según seis criterios principales: sostenibilidad, eficiencia en el aprovechamiento del agua, energía e impacto atmosférico, materiales y recursos empleados, calidad del ambiente interior e innovación y proceso de diseño. El uso eficiente de la energía es el valor que más puntúa en la certificación LEED.
Una construcción que siga el tipo de certificado LEED, comparada con otra convencional, reduce entre el 30% y el 70% de consumo de energía, del 30% al 50% el consumo de agua, entre el 50% y el 90% del coste de los residuos, y aproximadamente el 35% de las emisiones de dióxido de carbono.
Espero que los responsables lean el articulo propositivamente