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Hospital Regional de Aguachica ¿para cuándo?

En noviembre de 2013 el gobierno departamental, dirigido en ese momento por Luís Alberto Monsalvo Gnecco, firmó el contrato con el Consorcio Ávila Ltda., cuyo representante legal es el arquitecto Antonio Ávila, para dar inicio a la construcción de la obra de la nueva infraestructura física de cuatro pisos del Hospital Regional José David Padilla Villafañe, del municipio de Aguachica, por un valor de 37 mil 103 millones de peso, con un plazo inicial de 15 meses.

Aunque el plazo era de un año y tres meses, ya han pasado más de 30 meses, y aun las obras no han terminado. Hace pocos días el gobernador del Cesar, Francisco Angarita, pidió celeridad en las obras al contratista porque la comunidad de Aguachica no aguanta más espera.

La urgencia no es solo para que entreguen las obras, sino para continuar las inversiones que requiere una infraestructura como esta, para su dotación y continuación de la segunda fase. Es una obra que beneficiará a más de 500 mil usuarios de la zona.

Esta obra que le abre paso a un hospital de segundo nivel, en un edificio moderno, es construida con recursos de regalías, que permitirá que los aguachiquenses puedan acceder a buenos servicios de urgencias, consulta externa, laboratorio clínico, imagenología, banco de sangre, cirugía, obstetricia, unidad de cuidados intensivos, unidad de quemados, hospitalización pediátrica, rehabilitación, hospitalización de adultos, área administrativa, auditorio y servicios generales.

Es importante la labor de supervisión que realiza la Gobernación del Cesar a esta inversión para que el contratista cumpla en los plazos estipulados y no se prorrogue más su entrega. No hay que olvidar que el Hospital Local de Aguachica no suple todas las necesidades de la población de esta zona del Cesar y los departamentos vecinos y que hace poco estuvo en la mira de la Contraloría General de la República por cuenta de la compra de elementos médicos, por valor de 1.139 millones de pesos, que no tenían donde instalarlos (adquirieron 52 camas hospitalarias eléctricas, 11 camillas rodantes con barandas y frenos, 30 camillas fijas de dos planos, ocho camas ginecológicas, cuatro camillas de recuperación hidráulica y cinco camas para partos, para un total de “110 camillas”, cuando la capacidad del hospital y el requerimiento de las mismas, incluso reemplazando camas en aceptable estado, era en promedio de 51 a 55).

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