En la octava fecha del Torneo de Ascenso, el público regresó al estadio Armando Maestre Pavajeau después que el Valledupar FC pagara 4 fechas de sanción de juegos a puerta cerrada tras los hechos violentos del pasado 24 de septiembre de 2022 cuando una reducida parte de la afición, barrabravas para ser más exactos, ingresaron al terreno de juego a increpar a jugadores y cuerpo técnico.
Ese día, Valledupar FC empató 3-3 en un emotivo partido, pero la Dimayor quitó el punto al local por el acto demencial de invadir el terreno de juego, que no debería repetirse en ningún estadio del país.
Después de aquel día, la organización local aprovechó el encuentro de Copa ante Jaguares para recibir a la afición vallenata. Mal experimento. Nuevamente los hinchas violentos volvieron a enlodar el fútbol y en un enfrentamiento a las afueras del escenario deportivo quedó mal herido un hincha del equipo rival.
Este domingo fue diferente. Aunque evidentemente había menos gente en el escenario deportivo y se extrañan los cánticos de barristas, al final quienes asistieron al estadio disfrutaron en paz de la victoria de Valledupar 1-0 sobre Boca Juniors.
Fue un triunfo, al final sufrido, pero que continuó la senda victoriosa de los vallenatos.
Un solitario gol del delantero vallenato Misael Martínez, a los 21 minutos del segundo tiempo, fue suficiente para que el elenco verdiblanco sumara su segundo triunfo consecutivo en el Armando Maestre.
La victoria dejó a Valledupar en el décimo lugar de la tabla de posiciones, con los mismos puntos del octavo, pero con un partido menos.
El saldo deportivo promete, pero más allá de lo meramente relacionado con los números, queda el buen sabor de boca que sí se puede erradicar la violencia de los estadios.
Por más que haga falta esa pasión desaforada que tanto nos contagia con tatuajes y cantos llenos de adrenalina, prima la tranquilidad y el derecho a la vida.
De esto último deben concientizarse los mal llamados barrabravas. Es hora de reflexionar y entender que animar no es sinónimo de violencia. Y que con violencia no pueden animar.
Por eso el segundo triunfo de Valledupar en la B no solo es refrescante, sino educativo. Aunque sean menos los que ingresen al estadio, es mejor que quienes lo hagan, animen en paz.
Que el padre, madre,abuelo o abuela tengan el mismo derecho de disfrutar del fútbol profesional. Que los niños disfruten del fútbol como un espectáculo de diversión y no caldo de problemas.
Bienvenidos todos los hinchas y ojalá los triunfos sigan en las huestes verdiblancas. La violencia, bajo ningún motivo, tiene derecho entrar a la fiesta del fútbol.