El presidente Iván Duque lanzó en Barranquilla una nueva empresa: ‘Hidrogeno de Colombia’, que marcará el camino de la hidrogenización de nuestra generación de energía. La discusión sobre si descarbonizar o no nuestra economía es pertinente, aunque no inminente. Es para donde va el mundo, para disminuir las muertes por intoxicación y por el calentamiento global del planeta por la producción de energía usando carbón y petróleo.
Colombia traza su hoja de ruta para un futuro descarbonizado, o sea, producir energía con fuentes diferentes al carbón. Los datos técnicos del hidrógeno y sus costos brindan oportunidades para un cambio radical.
Nuestro desarrollo económico, en plena expansión, requiere que no haya dudas sobre el camino a seguir. Actualmente, la economía mundial está dando señales contradictorias y diferentes porque se ha disparado otra vez la utilización del carbón. Han vuelto a subir los precios del carbón que habían bajado y la China está demandando sus cantidades históricas de carbón. De todas maneras, el camino hacia la descarbonizacion será más temprano que tarde.
El gas natural líquido de fácil transporte será un atractivo sustituto. Pero el hidrogeno es el verdadero gran cambio en la canasta energética, y además el más abundante. Para agilizar la hidrogenización de manera competitiva a nivel internacional, y atraer inversionistas, se requieren alianzas fuertes para exportarlo. Se deben regular y construir los mecanismos para avanzar.
Es clave adoptar la producción de energía sobre la base del hidrogeno, garantizar su transporte y promover la unión con los grandes actores mundiales. Hay que construir esta oportunidad.
La hoja de ruta para descarbonizar tiene metas concretas para que en 2030 avancemos en la transición energética hacia el hidrogeno verde y azul, según los gases que se utilicen.
Se requieren políticas públicas claras para atraer jugadores de grandes ligas, con gran capacidad económica. En Colombia está Ecopetrol, y los grandes actores energéticos del país. Tienen interés empresas del Reino Unido, Dinamarca, Corea, Australia y Alemania, que están a la vanguardia del mundo.
La crisis climática requiere mayor cantidad de energía, con menor precio, y sin emisiones de CO2. Es el futuro de la energía mundial y será producida sobre la base de hidrógeno.
Colombia tendrá que disminuir las emisiones de CO2 en un 50 % para el año 2030. Debe evitar la pérdida de bosques, o deforestación para seguir teniendo el gran pulmón de absorción de CO2. Tendrá que subir de un 22 % a un 30 % las áreas protegidas. Requiere una transición a una matriz energética con al menos 1.000 MW con energías renovables.
Solo en La Guajira el país tiene un gran potencial de producción de 40.000 MW eólicos y 45.000 MW solares, además capacidad de producir energía en base al hidrógeno.
Aún nos quedan reservas de miles de millones de toneladas de carbón, seguro habrá una discusión sobre su utilización, y el gran potencial por nuestras reservas de gas, carbón, energía solar, eólica, y ahora también de hidrógeno.
Colombia para su transición energética hará que Ecopetrol cambie su razón social y se convertirá en EECO, Empresa de energía de Colombia, abarcando toda la canasta con un enfoque empresarial más integral. Además se une a ISA para estar en todo el negocio energético.
¿Por qué Barranquilla fue escogida para el lanzamiento de esta política nacional? Por su potencial enorme como centro nacional de producción energética, y todo el apoyo a la exploración off shore y on shore que viene. Se convertirá en un hub energético, al cual tenemos que apostar.