El diario EL TIEMPO reveló que hace 20 años Rodrigo Niño escribió una carta a su hermana, Doris Adriana Niño, tras luchar por esclarecer su muerte y haber obtenido un final injusto.
“La impotencia y la desesperación se apoderan de mí, al ver que a aquel que te asesinó, no solo física sino socialmente, quien asesinó tus sueños y acabó con nuestra familia, se le conceden beneficios especiales”, escribió en aquel momento.
En una entrevista concedida a EL TIEMPO, 25 años después, Rodrigo Niño indicó que el nombre de su hermana no se pudo limpiar, aun cuando su caso fue materia de investigación para diferentes entidades.
Asimismo contó como su hermana había conocido al cantautor Diomedes Díaz, quién se obsesionó con ella y cuando visitaba la ciudad de Bogotá la llamaba con insistencia e invitaba a sus conciertos, pero para Doris Adriana el cantante era una persona desagradable, por lo que nunca quiso aceptar sus invitaciones e incluso cambió su número celular para evitar contacto con el artista.
Según Rodrigo, el 14 de mayo de 1997 a Doris Adriana le entró una llamada y con cara de sorpresa indicó que era Diomedes; horas después, Consuelo Martínez, mujer del cantante, la llamó para invitarla al apartamento de él, aunque la joven se negó poniendo diferentes pretextos, terminó por aceptar y esa fue la última vez que su familia la vio con vida.
“Finalmente me cansé y decidí acudir al programa que buscaba personas desaparecidas e hice una narración de los hechos, el programa se trasmitió en vivo, entró una llamada, la recibió Wilson Núñez por el interno, era la voz de una mujer, quien dijo que ‘la niña’ que estábamos buscando estaba enterrada en Tunja, que Diomedes la había matado, y colgó”, recordó el hermano de la víctima.
Luego, Niño contó a El Tiempo cómo enfrentó a Diomedes: “Ese día del programa hablé con Mauricio Aranguren, un periodista, quien me comentó que Diomedes Díaz iba a estar ese día en una rueda de prensa, en el hotel Cosmos 100 de Bogotá. Ambos nos fuimos hasta allá. Yo me disfracé de camarógrafo, sin calcular que ya me habían visto por televisión. Aparecieron los escoltas de Diomedes y le hicieron una especie de calle de honor. Él se acercó hasta donde yo estaba sentado, y sin saber quién era yo, supuestamente, me dio la mano y me preguntó en qué me podía colaborar”.
Y agregó: Le dije: “Estoy buscando a mi hermana”. Y él solo respondió que ese día la dejó en un taxi, a eso de las 5:00 de la mañana, a través de uno de sus escoltas, que él no sabía para dónde se había ido. Esa fue su primera coartada. Luego solo dijo: “Cualquier cosa, déjame tu número de teléfono”. Entonces le pregunté: “¿Pero cómo así?, ¿entonces cómo la llamó?”. El tipo se sorprendió, no hallaba qué decirme, porque seguramente estaba en una traba terrible. “Dio su rueda de prensa, se demoró cualquier cantidad de tiempo, cuando de repente vi que iba saliendo, entonces levanté la mano y sentí un golpe. El mánager de Diomedes, Harold Zabaleta, me golpeó. Me dio ira, así que saqué la mano y se la puse, y el tipo cayó sobre una mesa de vidrio. Cuando yo volteé la mirada, noté que me tenían encañonado, todo el mundo estaba armado”.
A partir de allí se inició una lucha judicial para esclarecer los hechos, detuvieron al cantautor y fue condenado a 12 años y medio, de los cuales solo cumplió 37 meses. En su tiempo en el establecimiento penitenciario fue diagnosticado con el síndrome de Guillain-Barré y le otorgaron casa por cárcel.