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Herencia y Evolución

En cada periodo de su evolución la música vallenata ha logrado trascender debido al esfuerzo de sus exponentes, los juglares del folclor con versatilidad eludieron sectores acorazados de la elite del momento, construyeron estilos para cantar, forma de ejecutar el acordeón y conquistaron seguidores. Intérpretes como Luis Enrique Martínez, Alejandro Durán, Rafael Escalona, Leandro Díaz, Luis Pitre, Francisco ‘El Hombre’, entre otros, son únicos e irrepetibles, con ellos nacieron escuelas en el canto, ejecución del acordeón y narrativa para hacer canciones.

 

Cada época de la vida es diferente, la música vallenata no es excepción, negar la evolución de nuestro folclor evidencia intolerancia con el paso inexorable del tiempo.

 

Jorge Oñate, ‘Poncho’ Zuleta, Rafael Orozco, Diomedes Díaz, Alberto Zabaleta e Iván Villazon, hacen parte de otro momento del folclor, también forjaron estilos manteniendo la métrica y esencia de la pureza folclórica; en el canto, composición y en la ejecución del acordeón, estos artistas saborearon las mieles del éxito coadyuvando la incipiente industria musical.

 
En la música indistintamente del género sobrevienen comparaciones, ciertamente subjetivas por la diferenciación de los gustos, la época y las edades, la misma situación acontece en el futbol, no es fácil escoger al mejor de todos los futbolistas o club de la historia, basta con confrontar los balones usados en Inglaterra en el nacimiento del futbol, el estado de los terrenos de juego durante el primer mundial en Uruguay en 1930 y los elementos relacionados con la indumentaria y encontraremos muchas diferencias con la actualidad de Messi, Ronaldo y James, amén del componente mediático y publicitario, en conclusión el futbol y la música no involucionan.

 
Retomando la música vallenata, el momento actual de sus exponentes es pletórico y bien remunerado, con su talento han llegado a escenarios impensados, con un estilo veloz, con “más viaje” en el canto y en la digitación del acordeón, pero con la esencia heredada de los maestros que hicieron escuela.

 
Siempre he rescatado que los niños de Valledupar tararean versos de Escalona y Leandro, no pasó lo mismo en otros folclores del país, por eso su decadencia, asimismo, los que tocan acordeón siguen la nota y melodía de Juan Humberto Rois, es decir, la naturaleza folclórica y evolutiva, el desaparecido acordeonero imprimió conceptos distintos a los cánones del Festival de la Leyenda Vallenata, lo mismo hizo el Binomio de Oro.

 
Silvestre Dangond, Peter Manjarres, Martin Elías, ‘El Mono’ Zabaleta, Felipe Peláez y el Grupo Cabras, con sus respectivos acordeoneros representan evolución musical interpretativa y de ejecución, su público no es el mismo que conquistaron los juglares, inclusive al de los Oñate, ‘Poncho’, Diomedes, ‘Beto’ y Villazon, además, están inmersos en la exigencia de la industria discográfica.

 
Comparar siempre será odioso reza el argot popular, el derecho a la opinión no es licencia para ofender, el gusto individual puede desconocer la evolución de todos los esquemas sociales, pero sin invadir linderos de los gustos inherentes a cada persona.

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