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Héctor Lavoe, un sonero irreverente

“Pronto llegará el día de mi suerte / se que antes de mi muerte / te juro que mi suerte cambiará”… Pregón que fue una expresión natural en la vida de Héctor Juan Pérez Martínez quien se inició cantando como sus ídolos que escuchaba en la radio, Chuito el de Bayamón, Odilio González y Daniel Santos, de todos ellos fue formando su fraseo y el tono melodioso jíbaro. Se fue a N. York, donde vivió en uno de los suburbios y allí tropezó con calles sucias habitadas por marginados, de origen Latino que con el tiempo asumió como “su gente”. De la mano de Jhonny Pacheco cantó con Willie Colón y ya sabemos lo exitoso que fue convirtiéndose en HÉCTOR LAVOE “El cantante de los cantantes”, “La Voz”, tal como un Frank Sinatra latino, ese fue el reconocimiento que logró por su melódica voz, en ella puso las letras y el sentimiento que todos querían escuchar, identificando los problemas de amor y sufrimiento de todos sus “Brothers” latinoamericanos… Pero “todo tiene su final/ nada dura para siempre/ tenemos que recordar que no existe eternidad”… Y un 29 de Junio de 1993 Héctor murió en Nueva York a los 46 años de edad y considerado uno de los grandes; con él toda una generación aprendimos a gozar, bailar y amar la Salsa, quien no recuerda Che Che Cole, Ghanae, La Murga de Panamá, El día de suerte y otros tantos éxitos que con su estilo callejero y desafiante gozamos entre los años 60 y 70, estos primeros temas pusieron a Héctor y a Willie en el mapa de la música Latina que con su sonido de trombones influenciado por Mon Rivera produjo 10 exitosos discos; luego como solista realizó otros 10, siempre apoyado por Pacheco quien le tuvo gran afecto y le toleraba sus extravagancias e irresponsabilidades, todos lo mimaban y lo consideraban un niño grande. LAVOE ya había conseguido la fama, el resto lo tenía sin cuidado “Yo seguiré en mi vaivén/ cantando con sabrosura/ hasta que a mí me lleven/ en contra de mi voluntad/ me lleven a mi sepultura… Llegaba tarde “El rey de la puntualidad”, fue manisuelto con el dinero, “Oye JECTOR té estas hecho siempre con hembras y en fiestas” se burló de sí mismo en el “Cantante”. Es considerado el mejor sonero después de Ismael Rivera “El sonero mayor”. Su carisma en tarima y su don de gente fuera de ella le ganaron la idolatría de su fanaticada que casi lo ven como un héroe y un mártir de la rumba y la calle “Graduado de la U. del Refraneo”, “maleante honorario” del circulo de los soneros, nunca imitó a nadie, fue único en su clase, de la categoría de Ismael Rivera y Benny Moré… De cantar dulce e hiriente plasmó en su voz el relato de la vida de los latinos en N. York que hallaron un mundo lleno de violencia, marginación y desigualdades, vino al mundo para gozar y sufrirlo. A pesar de no ser feliz hizo feliz a mucha gente.

Por Ciro Castro Castro

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