Alrededor de la denominada por unos ‘crisis’, por otros, ‘desaparición o muerte’ de la música vallenata tradicional, auténtica, clásica, son muchos los conversatorios, foros, artículos periodísticos, entrevistas a investigadores de esta manifestación del folclor, compositores, escritores,cantantes y pare de contar a los que he asistido que han tratado el tema en mención, al grado de convertirse en una discusión con visos bizantinos, porque se analizan los aspectos negativos sin llegar a conclusiones que al definir con claridad los motivos que han conducido a esta situación, puedan servir de base para adoptar un plan con medidas conducente a su preservación. No podemos hacer tabula rasa ignorando los buenos compositores del momento.
La música no está exenta de las influencias que conlleva el proceso de globalización. Todo tiende a evolucionar, el arte, la música, las costumbres, los ambientes y es mediante la innovación como inician las fusiones, modificaciones, el lenguaje, las letras de las canciones actuales,así como la adopción de nuevos instrumentos: de la guacharaca de madera a la guacharaca de metal, del contrabajo al bajo eléctrico, de la guitarra acústica a la guitarra eléctrica y en generalla parafernalia.
En la temática actual influye el cambio de ambiente y el contexto. De donde derivala contraposición del ambiente rural-urbano,que nos hablan del acontecer, de la realidad cotidiana, del paisaje para inspirarse y ensayar una idea poética.
Hoy existen otras preferencias de acuerdo a los cambios y evolución social, tecnológica que conlleva a veces elementos negativos lo fácil, ligero tira por la borda el arte y la poesía: cambiar la música no para innovar, trabajan con otro propósito, adormeciendo la habilidad para el verso y la melodía, abrumados por los compromisos con las casas disqueras, las canciones por encargo y ellogrodel éxito personal y comercial, graban lo que” pega” en el momento entonces la composición no tiene personalidad propia, predomina el tema del amor, pero no se percibe el sentimiento y si se manifiesta es de manera ramplona, carente de poesía, perdiéndose incluso los ritmos tradicionales y la belleza, creatividad, el buen uso del lenguaje y la métrica de nuestros juglares y compositores tradicionalesbella acuarela de versos y melodías, en cuyas composiciones desbordaba la fantasía. A la vez aún hoy el legado de Fruto Peñaranda, Francisco Bolaños más conocido como Chico Bolaños, Tobías Enrique Pumarejo, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta, Rafael Escalona, Luis Enrique Martínez, Carlos Huertas y la interminable lista del legado de buenos compositores nos permite el reencuentro con personajes y hechos, que reconstruyen nuestra historia.
“La cultura se presenta como una “telaraña de significados” que nosotros mismos hemos tejido a nuestro alrededor y dentro de la cual quedamos ineluctablemente atrapados (Max Weber,1992 )” no todos los significados pueden llamarse culturales, sino sólo aquellos que son compartidos y relativamente duraderos, ya sea individual, ya sea a nivel histórico. Nos diferenciarnos de los demás a través de una serie de rasgos culturales distintivos. Lo que el pueblo a través de su buen gusto logró escoger como su música representativa, nuestro pasado genético musical.
Plan de salvaguarda
La música tradicional vallenata está en un proceso de cambio y mucha de su riqueza es aún desconocida, por lo que es necesario investigar y difundir sus variantes, así como establecer programas de desarrollo cultural. Aún queda la alternativa de hacer algo por volver al camino a punto de perderse para innovar a partir de la tradición.
El vallenato tradicional, desde noviembre de 2013, fue declarado patrimonio cultural inmaterial de Colombia y se espera que pronto sea para todo el mundo, con el respaldo del Ministerio de Cultura, asesorado por las organizaciones que integran el Clúster de la Música y la Cultura Vallenata en el Plan Especial de Salvaguarda.
En este marco de lo diverso y de lo complejo, la música vallenata tradicional también está abriendo su armazón que la ha mantenido durante años y se ha conservado dando sentido a nuestra identidad.Por ello, nos proponemos estudiar algunas iniciativas que pueden adoptarse para preservar y revitalizar el patrimonio musical de la región. Lo que amerita un análisis crítico de los logros obtenidos por el Clúster de la Música vallenata, la Fundación Festival de la Leyenda vallenata, la escuela de música Andres El Turco Gil, La Facultad de arte y folclor, La Escuela Rafael Escalona, La Casa de la Cultura, las emisoras locales, canales de televisión local y regional, la familia de músicos fallecidos caso Maestros Rafael Escalona y Leandro Díaz, festivales de música vallenata que se realizan en el departamento de los programas que implementaron, que ayuden a mejorar el proceso de salvaguarda de la música tradicional de la región.
La reflexión acerca de la problemática cultural obliga a dar seguimiento a la vinculación entre todos los agentes que se encuentran inmiscuidos en los proyectos, así como aumentar la promoción y difusión en el ámbito local donde surge la tradición musical, además de un proyecto académico para la documentación del patrimonio cultural liderado por los entes gubernamentales, fundaciones y entes académicos, así como revitalizar a través del papel protagónico de los propios hacedores de la tradición.
El Plan de salvaguarda debe ser integral en donde la investigación, documentación, análisis, enseñanza, promoción y difusión se articulen en coordinación con los entes gubernamentales, Fundaciones, ONGS, quienes los apoyarán y financiarán el Plan que se adopte.
La elaboración de carpetas de grupos de música tradicional para su presentación en los festivales, foros, conversatorios; Realizar un cortometraje de 30 minutos o más, donde se explique la historia y valor de la música tradicional vallenata; Propender en las Instituciones educativas en el área de educación artística la apreciación musical, historia de la vida y obras de los compositores e intérpretes más reconocidos en la música tradicional; Orientar sobre programas radiales, la divulgación y lectura de la amplia y selecta bibliografía sobre música vallenata, hacen parte de esta iniciativa.
Por Giomar Lucía Guerra Bonilla