De nuestra reciente entrevista al exsecretario de agricultura Carlos Eduardo Campo, sobre la necesidad de agua para el agro, extraemos “… la frontera agrícola de Colombia es del tamaño en superficie del área total sumada de Alemania y Bélgica. El Cesar es un protagonista de ello por tener en sus dos millones doscientas mil hectáreas (22.000 kilómetros cuadrados) casi un millón en altura, que hacen que tanto la Sierra Nevada de Santa Marta como la Serranía del Perija sean sistemas de producción de agua. Esto nos hace que tengamos un gran potencial tanto en aguas superficiales, como en acuíferos y ríos subterráneos. El Cesar está parado, en el 37.5% de su superficie, en una laguna de agua, que son acuíferos de porosidad primaria, y una capacidad de irrigación de aguas superficiales a través de las cuencas, que deben protegerse de ríos muy importantes.
Lo que necesita el Cesar es embalsar sus ríos, para conservar sus cauces, haciendo megadistritos de riegos estratégicos de doble propósito, verdaderas 5G hídricas, que aseguren agua para requerimientos humanos y para la producción de alimentos, tales como Besotes en el norte, Marimondas en el centro y Lebrija en el sur del departamento.
Pero la verdadera revolución hídrica debe venir de aprovechar las 860.000 hectáreas de acuíferos primarios, con incentivos como el ICR y líneas especiales de crédito de fomento, especializados para el aprovechamiento del agua, con bienes de capital transformadores y dirigidos fortalecer la oferta de alimentos”
Al preguntársele a Campo Cuello dónde están los proyectos concretos y diseñados para aprovecharlos, fue muy claro: “No lo están. El Plan de Irrigación explora la potencialidad hídrica del departamento (…) los mandatarios locales tienen una herramienta de dimensión en El Plan si quieren hacer cosas de mayor impacto, deben transformarlo en proyectos concretos en etapa de diseño a nivel de factibilidad. No quedarnos en palabras o deseos. Invertir en eso para obtener financiación. Así, guardadas proporciones, hacen sus diseños los propietarios cuando deciden hacer adecuación de su propia tierra y dotarla con agua .
Al darles a nuestros productores del campo incentivos en tasas subsidiadas y líneas de tiempo, harán proyectos sostenibles, mezclando, el aprovechamiento del agua con energías alternativas como la solar y la eólica. Implementando el Plan de Desarrollo Agropecuario con Enfoque Territorial (el llamado PIDARET) , que también se adoptó legalmente, y que elaboramos en la gobernación con la FAO y la Agencia de Desarrollo Rural” .
Valga decir : sí hay una hoja de ruta, existe un Plan sectorial y otro de irrigación departamental, pero hay que darles desarrollos. Se requieren los diseños técnicos, que por supuesto respondan a una necesidad específica. Pero sin ellos nos quedaremos diciendo que necesitamos el agua en el campo, pero nos quedaremos sin saber cómo hacerlo.