Los controles de la fuerza pública en las carreteras y las jornadas de vacunación por parte del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, no están siendo suficientes para frenar la propagación de la fiebre aftosa en el territorio nacional, especialmente en la zona de frontera con Venezuela. En el Cesar y La Guajira se han detectado los más recientes brotes y como si fuera poco estos dos departamentos están en crisis por la masiva llegada de migrantes del vecino país.
Por lo anterior, las medidas de las autoridades deben ser radicales para recuperar el estatus de país libre de aftosa. Ya se comenzó el sacrificio de animales infectados y sospechosos, el pasado jueves se le aplicó fusil sanitario a 120 porcinos en un predio del casco urbano de Valledupar.
Además de eso, consideramos que es necesario cerrar la frontera, pero no a los migrantes que buscan un mejor futuro en nuestro territorio sino al contrabando de carne y reses en pie, que tantas perdidas económicas le está generando al país.
Hay que tener muy presente que la aftosa no pone en riesgo la salud humana, el revuelo por su propagación es porque al no ser Colombia un país libre de esta enfermedad pierde una condición clave para mantener abierta su producción a los mercados internacionales. Ya Curazao y otros países suspendieron la importación de carne colombiana, lo cual empieza a agrandar el roto en el bolsillo de los ganaderos.
Hay incertidumbre por el futuro de los 100 mil empleos que genera la ganadería en el Cesar, departamento con cuatro municipios en cuarentena. Los pequeños y grandes comerciantes de carne han sentido el bajón en sus ventas, a la gente le da miedo consumir los productos cárnicos.
Hoy les aclaramos a los consumidores que no hay riesgo para su salud, siempre y cuando acudan a expendios autorizados. Esta es una enfermedad que se caracteriza por la formación de vesículas en diferentes membranas como la cavidad bucal, lengua, pezones, rodete coronario, espacio interdigital de los animales, rumen y lesiones de necrosis en miocardio, pero solo se presenta en los animales, no afecta a los seres humanos, eso está demostrado científicamente. No coman cuento, coman carne.
Por otra parte, con el enrarecido panorama que hoy tiene la ganadería es incomprensible que a la planta de beneficio animal de Maicao, en La Guajira, no se le hayan aplicado las estrictas restricciones impuestas al matadero de Coolesar en Valledupar. Si no cerramos bien las fronteras, seguiremos expuestos a una enfermedad que sí nos cierra a diario mercados internacionales.
La Guajira es más vulnerable, históricamente ha sido la puerta del contrabando hacia el Cesar, donde hay 154 kilómetros de frontera sobre la Serranía del Perijá. Así las cosas, esperamos que de la mesa anticontrabando que se realizará el próximo 2 de noviembre en Valledupar surjan medidas que ayuden a la región y al país entero a salir de esta mala hora.