Aunque los esfuerzos y la voluntad política para trabajar en la restitución de los derechos de la mujer se han dado en varios sentidos por parte de entidades públicas y privadas, todavía quedan varios retos que debe afrontar la sociedad en su conjunto, pero principalmente el Gobierno Municipal y las instituciones que hacen parte la Mesa Interinstitucional de Equidad de Género para avanzar en el tema de la igualdad entre hombres y mujeres.
Estas conclusiones se dieron en el marco del foro “Mujer, violencia y desarrollo” en el que la congresista Ángela María Robledo evidenció varios de los principales desafíos que plantea el espíritu de la Ley 1257 y los cuatro decretos reglamentarios que fueron aprobados y que implican a los ministerios de Justicia, Educación y Salud para darle materialidad a lo que significa cambiar los imaginarios culturales y las valoraciones de lo que simboliza ser hombre o mujer y transformar las formas como hemos vivido tradicionalmente las masculinidades y feminidades en Colombia.
Transformación de la cultura desde la escuela
El sector educativo es el que en mayor medida está asociado a la transformación de los imaginarios culturales con la reconstrucción de los roles tradicionales de hombre y mujer. Según la congresista el primer reto que se plantea tiene ver con trabajar desde los colegios la transformación de los imaginarios sobre ser hombre y mujer. Básicamente tiene que ver con la división del trabajo público y privado que ha hecho que las tareas de la mujer en el hogar sean invisibles y poco valoradas por la sociedad. Lo verdaderamente importante transcurre en el ámbito de lo público y generablemente son tareas realizadas por el hombre, dice.
“Es necesario analizar estas valoraciones diferenciales, porque esto ha hecho que muchos hombres no se sientan responsables de compartir las tareas de crianza, de acompañamiento, de ver crecer a los hijos”, sostiene Robledo y agrega que “las mujeres somos constructoras de sociedad y vida desde el hogar”.
Sostiene Robledo que este tipo de valoraciones asimétricas en donde la sociedad valora a una persona por ser hombre, blanco y educado, todo lo que queda por fuera de ese valor, no tiene visibilidad ni importancia. “La transformación de los imaginarios culturales le competen entonces a la escuela, a la familia y a los medios de comunicación”, sostiene.
Fin de la discriminación laboral
Al nuevo Ministerio de Trabajo le corresponde la tarea de erradicar las formas de discriminación laboral a partir de un plan de igualdad de oportunidades que apunte a ponerle fin a las formas de discriminación que se expresan en igualdad de trabajo y salario diferente dependiendo el sexo. “Aquí habría la transformación de un primer imaginario sobre las mujeres en el ámbito de lo productivo, señala Robledo.
Hoy en día las mujeres tienen la misma o mayor formación que los hombres, pero el DANE muestra que en muchas ocasiones frente al mismo trabajo pueden ganar hasta el 24 por ciento menos que los hombres, lo que se traduce en una forma de violencia económica. En tal sentido, el Ministerio de Trabajo estará atento frente a los cumplimientos de las empresas en este sentido y premiará a las que apoyen a las mujeres que han sido víctimas de la violencia sexual u otro tipo de agresiones.
Otro aspecto que tiene que ver con lo laboral es la informalidad del trabajo: las mujeres y los jóvenes son los grupos poblacionales que tienen los más altos índices de trabajo informales.
Acceso a la justicia
El Ministerio de Justicia tiene la responsabilidad de garantizarles a las mujeres el acceso a la justicia, teniendo en cuenta que muchas mujeres no se acercan a denunciar porque sienten que los funcionarios que imparten justicia no tienen la suficiente sensibilidad para atender y reconocer este tipo de problemática. En muchas ocasiones son revictimizadas por la forma como son tratadas por los funcionarios que terminan justificando las agresiones recibidas.
Frente a este tema, Robledo señala que hay que mejorar el acceso al sistema de justicia a través de la formación de los funcionarios que atienden estos casos para que cuando llegue una mujer quemada o golpeada se activen los mecanismos de justicia. “Son campos nuevos del derecho que exigen formación de sensibilidades especiales que habrá que desarrollar”, dice.
En cuanto a la violencia que genera el conflicto armado, el denominador común en este caso es la impunidad. En tal sentido, Robledo asegura que “hay cero sentencias contra paramilitares, guerrilleros y miembros de la fuerza pública que han estado involucrados en delitos de violaciones contra las mujeres”.
Las EPS, llamadas a resguardar a mujeres en riesgo
En situaciones en que la mujer deba salir de su casa para buscar un lugar de refugio lejos de su agresor, la Corte Constitucional señala que es una obligación del Sistema General de Salud, pero más concretamente de las EPS, buscar un lugar seguro para la mujer y sus hijos.
Este es un gran reto que implica la activación del sistema de salud para acoger no solo a la mujer con hijos, sino a la mujer joven, independiente o sola. “Aquí vemos grandes problemas teniendo en cuenta que los grandes inconvenientes que tiene el sistema como tal y falta la de cumplimiento de las obligaciones de las EPS”, dice.
Finalmente Robledo sostiene que es posible intervenir la violencia intrafamiliar y de pareja, el maltrato infantil y también la violencia contra los hombres combinando acciones jurídicas y culturales, así como tareas en el territorio.
El Foro ‘Mujeres, violencias y desarrollo en el Cesar’ fue impulsado por la alianza de organizaciones por el “Desarrollo del Cesar integrado por: Fundación Carboandes, Fundación Universitaria del Área Andina, Diario EL PILÓN, Maravilla Stereo, Canal 12 de Telmex y Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez, PNUD, ONU Mujeres, Círculo de Periodistas de Valledupar y Alcaldía de Valledupar.