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¿Hay futuro para el transporte público?

Escuchaba en una emisora que las ensordecedoras sirenas de las ambulancias hacen parte del decorado ambiental de Valledupar, debido a la alta accidentalidad que en cada esquina cobra víctimas, producto del analfabetismo en normas de tránsito de conductores y motociclistas. El telón de fondo es nuestra frágil cultura ciudadana, reforzada por la caótica ausencia de autoridad que permite el irrespeto a nuestro intermitente sistema semafórico, como si padeciéramos un daltonismo generalizado, el cual impunemente ignora el significado del color verde o del rojo.  

En nuestra lunar selva de concreto las motocicletas adelantan por cualquier lado, los raudos vehículos desconocen las señales de tránsito, el peatón atraviesa de una acera a la otra en un triple salto mortal santiguándose para llegar ileso a su destino y el estrés que genera utilizar el transporte público convirtió esta pequeña ciudad en traumática fábrica de enfermedad mental. En fin, la sorpresa que otrora fuimos hoy perdió la gracia en un ruidoso maremágnum de politiquería e incompetencia.

Poniéndole nombre propio a las diferentes maniobras de movilidad que nos han impactado positiva o negativamente, es momento de reconocer el titánico esfuerzo de Fredys Socarrás Reales como alcalde, enfrentando amenazas controló el mototaxismo en la ciudad. Por esos días veíamos muchas motocicletas salir en camiones a conquistar nuevos horizontes, porque aquí dejaron de ser negocio. Claro que el enfrentamiento fue fuerte, algunos aducían que las medidas eran impopulares porque muchas familias obtenían su sustento del ilegal transporte, al final se demostró que se podían ofrecer alternativas laborales para los mototaxistas y ganó la ciudad en convivencia, movilidad e incluso en seguridad.  

Infortunadamente después de haber logrado estos adelantos, con los consabidos costos políticos de las impopulares pero necesarias medidas, aparece en la escena Augusto Daniel Ramírez, ‘Tuto’ Uhía, pisoteando todo lo alcanzado y devolviendo el caos que aún hoy en el gobierno que prometió el orden, casi llegando a la mitad de su mandato, no ha alcanzado a materializar su eslogan en al menos una política pública.

Siendo justos, hay que decir que no solo es Valledupar la ciudad intermedia que ha padecido y padece de estas complicaciones, por esto, como respuesta a la problemática el Gobierno nacional de la época creó la estrategia ‘Ciudades Inteligentes’, en la que diseñó un Sistema Estratégico de Transporte Público, SETP, tendiente a conservar los centros históricos, promover la formalidad empresarial, asegurar el control efectivo de operación y mejorar la movilidad, de manera económica y segura.

Localmente se creó el Sistema Integrado de Transporte Público de Valledupar, SIVA, una sociedad por acciones simplificada, hasta ahora con funciones de alterna Secretaría de Infraestructura, por la que han desfilado cualquier cantidad de miles de millones de pesos, invertidos en pavimentos sin paraderos y obras de infraestructura, que por sí solas no vuelven a la ciudad amable. Ahora se anuncia la inversión de 54 mil millones de pesos, con los que se comprarán 130 buses a gas natural, con aire acondicionado y tecnología para que puedan subir personas con movilidad reducida. Además, se adquirirá un paquete tecnológico para el recaudo, control de la flota y sistema de información y servicio a los usuarios.

Esta sí es una buena noticia. Contemos con que el proceso contractual se desarrolle conforme al cronograma de los términos de referencia y tengamos disponibles en un corto plazo la totalidad de los elementos contratados. El reto ahora es la sostenibilidad del sistema. Por esto es importante que la gerencia presente a la ciudadanía un gran escenario financiero que contemple tarifas, rutas, participación empresarial, subsidios, etc., para evitar que prontamente la operación se vuelva insostenible o que los recursos públicos una vez más se gasten sin impactar las generosas metas consignadas en el papel. Un abrazo.

amaraujo3@hotmail.com.

@antoniomariaA.

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